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Símbolo de la oposición cívica al régimen de Ortega, sus restos permanecerán en Costa Rica “hasta que Nicaragua vuelva a ser República”

Muere Violeta Barrios de Chamorro, la primera presidenta electa en América

Violeta Barrios de Chamorro Foto de archivo fechada el 30 de abril de 2005 de la expresidenta de Nicaragua, Violeta Barrios de Chamorro. (MARIO LOPEZ/EFE)

Violeta Barrios de Chamorro, expresidenta de Nicaragua y primera mujer elegida democráticamente como jefa de Estado en el continente americano, falleció este sábado 14 de junio a los 95 años, en San José, Costa Rica, tras una larga enfermedad.

La noticia fue confirmada por sus hijos Pedro Joaquín, Claudia Lucía, Cristiana y Carlos Fernando Chamorro Barrios en un comunicado difundido esta mañana.

“Doña Violeta falleció en paz, rodeada del cariño y del amor de sus hijos y de las personas que le brindaron un cuido extraordinario”, expresaron sus familiares, agregando que ahora “se encuentra en la paz del Señor”.

De acuerdo con el anuncio, los restos de la exmandataria permanecerán en Costa Rica de manera provisional. “Sus restos descansarán temporalmente en San José, Costa Rica, hasta que Nicaragua vuelva a ser República, y su legado patriótico pueda ser honrado en un país libre y democrático”, señalaron sus hijos.

En las próximas horas se dará a conocer información sobre la ceremonia religiosa que se celebrará en su honor en la capital costarricense.

Símbolo de la transición democrática

Violeta Barrios de Chamorro nació el 18 de octubre de 1929 en Rivas, Nicaragua. Viuda del periodista y mártir nacional Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, asesinado en 1978 por sicarios del régimen de Anastasio Somoza, Barrios de Chamorro se convirtió en una figura central del movimiento opositor que derrocó a la dinastía somocista.

En 1990, tras encabezar la coalición Unión Nacional Opositora (UNO), integrada por 14 partidos, logró una sorpresiva victoria en las urnas frente al entonces presidente sandinista Daniel Ortega, obteniendo el 54.7 % de los votos.

La elección del 25 de febrero de 1990 marcó un hito continental: por primera vez una mujer era elegida democráticamente como presidenta en América. El triunfo de Chamorro significó también el inicio de una transición política que buscó reconciliar a un país profundamente dividido tras años de guerra civil, revolución y represión.

Su mandato, entre 1990 y 1997, estuvo enfocado en pacificar al país, reintegrar a combatientes, restablecer relaciones diplomáticas y reactivar la economía. Aunque su gestión enfrentó múltiples desafíos —incluyendo una compleja reforma estructural impuesta por organismos multilaterales— fue reconocida como una figura de reconciliación nacional, aún por sectores que anteriormente simpatizaban con el sandinismo.

Símbolo contra Ortega

Los últimos años de vida de Barrios de Chamorro estuvieron marcados por un estado delicado de salud. En 2018 sufrió un accidente cerebrovascular, y desde entonces permanecía al cuidado de su familia. En octubre de 2023, sus hijos decidieron trasladarla desde Managua a San José, Costa Rica, para continuar su tratamiento con el acompañamiento de personal médico especializado.

Durante este período, la expresidenta vivió en relativa reserva, alejada del contexto político, aunque su nombre volvió a resonar como símbolo de la oposición cívica al régimen de Daniel Ortega.

Uno de sus hijos, el periodista Carlos Fernando Chamorro, ha sido una de las voces más críticas del actual gobierno, y su hija Cristiana Chamorro, exaspirante presidencial, se encuentra bajo arresto domiciliario desde 2021, como parte de una ola represiva contra opositores.

A pesar de su retiro de la vida pública, Violeta Barrios de Chamorro permanecía como una figura moral de peso en la conciencia nacional, símbolo de una etapa en la que el voto ciudadano abrió camino a la alternancia en el poder.

Despedida con resonancia política

El mensaje de sus hijos, leído con solemnidad, hizo un claro llamado al recuerdo de su legado en contraste con la situación actual del país. Al agradecer al pueblo y al gobierno de Costa Rica “por acogerla durante estos últimos años de su vida”, la familia Chamorro subrayó la condición de exilio que vivió la exmandataria.

“Gracias a los nicaragüenses, en todas partes del mundo, por sus oraciones y su solidaridad”, dijeron, en un gesto que enlaza el duelo familiar con el sentimiento colectivo de una nación fragmentada por la represión política y el autoritarismo.

La muerte de “Doña Violeta”, como la llamaban con afecto, cierra un capítulo fundamental en la historia contemporánea de Nicaragua. Su figura, asociada a la paz, la democracia y el esfuerzo por la unidad nacional, deja una huella que trasciende su presidencia y que aún interpela al presente político del país.

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