
El avión Antónov An-24, un bimotor turbohélice perteneciente a la compañía Angará, se encontraba realizando un vuelo este jueves entre las ciudades de Blagovéschensk y Tynda. A bordo iban 43 pasajeros, de entre los cuales 5 eran niños, además de la tripulación que estaba integrada por 6 personas.
Sin embargo, cuando se aproximaba a su destino en la zona oriente de Rusia, el vehículo desapareció de los radares, lo que incitó una búsqueda para dar con su paradero.
En el momento en que los servicios de rescate pudieron al fin localizarlo en la región del Amur, no encontraron más que restos calcinados. Horas después, el Ministerio de Situaciones de Emergencias ruso reportó que entre todos los ocupantes de la aeronave, no hubo ningún sobreviviente.
De acuerdo a datos preliminares, el siniestro ocurrió durante un aterrizaje de emergencia del avión; entre las posibles causas, se plantean malas condiciones climáticas en la zona, un fallo técnico o un error humano.
Al respecto, el mandatario ruso Vladimir Putin lamentó este accidente y expresó sus condolencias para con las personas allegadas a las víctimas.