
Luego de que las Naciones Unidas declararan la persistencia de la hambruna en algunas zonas de la Franja de Gaza y advirtieran de la inminente expansión de la crisis humanitaria a otras áreas del reducto palestino, el Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, aseguró que el informe presentado por la organización es una “mentira descarada”, al tiempo que aseguró que su país implementó una “política de prevención del hambre” y que ha permitido la entrada de dos millones de toneladas de ayuda a la Franja”.
La oficina del mandatario, a través de un comunicado, se refirió a otro documento expedido por la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (IPC), con sede en Roma, Italia, en el que se aduce que 514 mil personas padecen la hambruna al interior del enclave palestino; acuerdo con los datos aportados por la IPC, tal cifra equivale a una cuarta parte de la población gazatí, asimismo, aseveró que dicho número crecerá a 641 mil para finales de septiembre; el gobierno israelí contestó a la IPC contrargumentando que no existe en el actuar de Israel ninguna “política de hambruna” y enfatizó que la entrada de alimentos y suministros a la Franja de Gaza ha sido perenne desde que comenzó el conflicto con Hamás, según Netanyahu se ha entregado “más de una tonelada (de ayuda) por persona”.
No obstante, la IPC y las Naciones Unidas insisten en que la hambruna existe y amenaza con extenderse a zonas meridionales como Deir al Balah y Jan Yunis en el próximo mes; tan solo en la región norte de la Franja de Gaza, donde se halla la ciudad homónima, unas 280 mil personas padecen hambre desde hace casi dos años, cuando estallara la guerra entre Israel y Hamás. Esta es la primera vez que la IPC registra una hambruna fuera del continente africano.