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Estos casos reflejan una tendencia creciente de gobiernos que rechazan institucionalizar el lenguaje inclusivo, mientras sectores académicos y activistas defienden su uso como una herramienta para visibilizar identidades no binarias y promover la igualdad de género

Además de Chihuahua: ¿En qué otros lugares del mundo han prohibido el lenguaje inclusivo?

¿Qué países y lugares han prohibido el lenguaje inclusivo?

En medio del debate internacional sobre el lenguaje inclusivo, varios gobiernos han decidido restringir o prohibir oficialmente su uso en espacios públicos, educativos y administrativos. A la reciente decisión del Congreso de Chihuahua de prohibir su uso en escuelas, se suman casos similares en América Latina y Europa.

El Salvador y Argentina rechazan el lenguaje inclusivo en América Latina

En Argentina, el presidente Javier Milei ordenó en febrero de 2024 eliminar el lenguaje inclusivo de toda comunicación oficial. La medida prohíbe expresiones como “todes” o el uso de símbolos como “@” y “x”, bajo el argumento de “recuperar la claridad del idioma”.

Asimismo, en El Salvador, el presidente Nayib Bukele instruyó a las escuelas públicas a no usar lenguaje inclusivo en sus programas educativos, alegando que no está contemplado en la normativa lingüística oficial.

Europa también lo restringe

En Italia, el Ministerio de Educación también vetó el uso de símbolos neutros —como el asterisco () o la schwa (ə)— en documentos y aulas escolares. Mientras que en Alemania, el estado federado de Baviera modificó sus regulaciones para prohibir signos inclusivos como el “:”, “” o pausas glotales en comunicaciones estatales y en el sistema educativo.

Por su parte, Francia dio un paso más con la aprobación en el Senado de un proyecto de ley para prohibir la “écriture inclusive” en documentos oficiales. Sus promotores aseguran que este tipo de lenguaje complica la lectura y el aprendizaje, especialmente en personas con discapacidad o estudiantes de primaria.

Estos casos reflejan una tendencia creciente de gobiernos que rechazan institucionalizar el lenguaje inclusivo, mientras sectores académicos y activistas defienden su uso como una herramienta para visibilizar identidades no binarias y promover la igualdad de género.

La discusión, que combina argumentos lingüísticos, políticos y culturales, sigue abierta en distintos países, incluido México, donde el debate sobre el uso del lenguaje inclusivo se intensifica a nivel local y federal.

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