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La Presidencia se la disputan dos derechistas: el trumpista Tuto Quiroga y Rodrigo Paz, quien rescata el voto huérfano indigenista

Los bolivianos entierran este domingo dos décadas de socialismo evista

Bolivia Una mujer vota este domingo, en la segunda vuelta electoral para escoger presidente y vicepresidente, en La paz (GABRIEL MARQUEZ/EFE)

Bolivia sale de la órbita chavista este domingo en las urnas y abraza la derecha, en lo que parece un cambio de ciclo en Sudamérica, que se implantó ya en Argentina, Paraguay y Ecuador, y que acecha a otros países con gobiernos izquierdistas impopulares, como los de Chile y Colombia.

Por primera vez en veinte años, el próximo gobierno no estará en manos del Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido del tres veces expresidente Evo Morales y que heredó su aliado y ahora enemigo Luis Arce, actual presidente.

La primera vuelta electoral celebrada en agosto dejó fuera de carrera a las opciones izquierdistas y hoy se verán en las urnas el liberal conservador Jorge Tuto Quiroga —expresidente que llegó al poder tras la caída del dictador Hugo Banzer y que va por su cuarto intento presidencial en las urnas— y el centroderechista Rodrigo Paz, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora y que logró seducir al electorado indígena que quedó huérfano de representación.

¿Por qué se hundió el evismo?

Básicamente porque el maná del gas boliviano, que permitió un milagro económico en los dos primeros gobiernos del indígena cocalero Evo Morales, se acabó, por falta de inversión en exploración, y llegó la recesión, la inflación y el desabasto de combustible.

La crisis económica y la lucha cainita de Morales para recuperar el liderazgo del MAS y regresar al poder golpearon con dureza el gobierno de Arce y su popularidad se hundió al punto de que renunció a ser candidato a la reelección.

En cuanto a Morales, el Tribunal Constitucional Plurinacional reafirmó una sentencia de 2023 sobre que la reelección indefinida “no es un derecho humano”, como defendía el expresidente, limitando los mandatos a dos periodos, continuos o no.

Ese fallo inhabilitó legalmente a Morales —presidente de 2006 a 2019, cuando huyó del país tras intentar un autogolpe de Estado— y cerró su aspiración de volver a postularse.

Cortar la “grasa administrativa”

Para salir de la crisis, Paz propone para ello recortar gastos “superfluos” en la administración pública, que calcula en 1,500 millones de dólares, además de usar otros 3,500 millones de préstamos que la Asamblea aprobó recientemente.

“Si se corta la ‘grasa’ administrativa y se cuida la inversión en infraestructura útil, o se impulsa el saneamiento básico y el urbanismo, la economía resiste mejor y las cuentas se ordenan con menor dolor”. Su caballo de batalla para seducir a los sectores indígenas que antes votaban al MAS ha sido lo que llama “capitalismo para todos”.

El litio codiciado por Trump

Según medios como FIRSTonline, Quiroga ha recibido el visto bueno de Trump, quien valora su postura promercado y su interés en abrir Bolivia a inversiones extranjeras, especialmente en el sector del litio.

Quiroga representa una derecha conservadora, con énfasis en romper con el socialismo que ha dominado Bolivia por dos décadas. Ha prometido lealtad a Estados Unidos y una política exterior alineada con intereses occidentales.

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