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La jueza del Tribunal Penal de Roma, Antonella Capri, dictó la segunda condena para este represor, que ya cumple otra en Nápoles tras ser juzgado en Italia

El ex-militar uruguayo Troccoli suma otra cadena perpetua en Italia por tres asesinatos

Jorge Néstor Troccoli (la diaria justicia/Gabriela Pereyra)

El ex-militar de Uruguay, Jorge Néstor Troccoli, encarcelado en Italia en el marco de la Operación Cóndor, fue condenado este martes a cadena perpetua en Roma por el asesinato y desaparición de tres personas en la década de 1970.

La jueza del Tribunal Penal de Roma, Antonella Capri, dictó la segunda cadena perpetua para este represor, que ya cumple otra en Nápoles tras ser juzgado en Italia, según fuentes del proceso penal.

Troccoli fue un torturador durante la dictadura uruguaya (1973-1985) del Cuerpo de Fusileros Navales (FUSNA) y en 2007 logró escapar de Uruguay para refugiarse en Italia, usando a su favor sus doble nacionalidad.

No obstante, actualmente cumple cadena perpetua en Nápoles al hacer sido condenado en 2021 por el Tribunal Supremo italiano tras un juicio sobre el asesinato y desaparición de italianos en el Plan Cóndor, operación represiva y coordinada entre dictaduras de Sudamérica en los 70’s y 80’s.

Esta sentencia responde a otro proceso sobre el asesinato de otras tres personas: Elena Quinteros, militante del Partido por la Victoria del Pueblo de Uruguay y desaparecida en 1976 y la pareja José Agustín Potenza, argentino y la italiana Raffaella Filipazzi en 1977.

La abogada de la familia Quinteros, Alicia Mejía , celebró este fallo y lo consideró “una gran victoria”.

“Es una gran victoria de la justicia italiana porque reconoce la responsabilidad de Troccoli en los tres crímenes, en particular contra la maestra Quinteros. Hoy en día por primera vez se condena a uno de los ejecutores de su muerte”, indicó.

En una audiencia del pasado 3 de abril en el tribunal de Roma, Troccoli declaró por petición ante la jueza asegurando que en ese entonces no conocía la existencia del Plan Cóndor y mencionó que su papel dentro de la milicia uruguaya era de “administración de inteligencia antiterrorista.

“No soy un delincuente ni un criminal, no he asesinado a nadie. Soy un hombre solo, sin patria, partido político ni fortunas, un enfermo al final de su vida sin nada que no sea mi mujer, que hoy vive sola en Italia por una tremenda injusticia. No tengo nada que perder”, puntualizó en una declaración leída.

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