Mundo

50 mil vidas truncadas: La historia de Prípiat

Un día después de la tragedia, los habitantes de Prípiat vivían ajenos a lo ocurrido. Fue en la mañana del 27 cuando las autoridades mandaron un aviso de evacuación inmediata. El parque de atracciones apenas se acababa de inaugurar

Chernobyl: el parque de atracciones abandonado
Chernobyl: el parque de atracciones abandonado Chernobyl: el parque de atracciones abandonado (La Crónica de Hoy)

La mañana del 26 de abril de 1986, los 50 mil habitantes de Prípiat se levantaron como cualquier otra mañana. Los adultos fueron a trabajar y los niños marcharon a la escuela. Absolutamente nadie les avisó de que una brutal explosión había reventado el reactor número 4 de la planta nuclear, ubicada a apenas 5 kilómetros de la ciudad, y liberado la mayor dosis de radiación que ha conocido el mundo hasta hoy.

Horas más tarde, docenas de personas empezaron a quejarse de que se encontraban mal, de que sufrían una tos incontrolable, de que la boca les sabía a metal y de que no paraban de vomitar.

Y sin embargo, el secretario de Asuntos Internos de Ucrania, en la época región de la Unión Soviética, Vasyl Durdynets, le dijo a Valentina Schevchenko, entonces presidenta de la Rada, la cámara baja ucraniana, que no había nada de qué preocuparse. ¿La gente? “Unos están celebrando bodas, otros trabajando en sus jardines y otros pescando en el río Prípiat”, recordaba en una entrevista Shevchenko que le dijo Durdynets por teléfono cuando ella le preguntó por la explosión en la central.

No fue hasta la mañana del día siguiente, que era domingo, cuando los autobuses empezaron a amontonarse por cientos en las principales calles de Prípiat. Aun en aquel momento las autoridades soviéticas querían mantener tranquila a la población, y anunciaron una evacuación para tan sólo tres días. A las 2 de la tarde los vehículos empezaron a desfilar. Sólo permitieron a la gente llevarse lo esencial, puesto que debían volver a casa hacia mediados de semana.

NUNCA REGRESARON

Aquella tarde, casi 50 mil vidas quedaron truncadas para siempre. Las escuelas quedaron vacías, pero los libros, las pizarras, las batas, los dibujos y los lápices permanecieron, y permanecen, allí. Lo mismo ocurrió en el centro cultural, el hospital, las tiendas, las cafeterías… Y hasta en el parque de atracciones. Convertido en símbolo de la degradación de la ciudad para curiosos y entusiastas, el parque tan sólo operó durante unas horas. Su rueda de la fortuna, que aún hoy sobresale, imponente, sobre el horizonte boscoso de Prípiat, los coches de choque y el carrusel debían inaugurarse la mañana del 27 de abril. Y así fue, pero sólo sirvieron para entretener a los ciudadanos mientras se preparaban para dejar sus vidas atrás, para siempre.

ORGULLO SOVIÉTICO

Prípiat era una ciudad pequeña y gris, típicamente soviética, con su avenida Lenin y su calle Héroes de Stalingrado. Dibujada con escuadra y cartabón y levantada a base de hormigón unos 100 kilómetros al norte de Kiev. Pero era floreciente. Construida en 1970, estaba pensada para alojar a todos los trabajadores de la central de Chernóbil y a sus familias. En 1979 se ganó el título de ciudad, y en los años ochenta era motivo de orgullo para sus habitantes y para la Unión Soviética. Un ejemplo de modernidad, con gimnasios, piscina, un centro comunitario, un campo de fútbol y un efímero parque de atracciones.

Pero todo quedó atrás. Literalmente. Incluso las autoridades obligaron a los habitantes a dejar a sus mascotas y al ganado, por miedo a que transportaran la radiactividad en sus pelajes. Todos los animales fueron ejecutados sin excepción.

SAQUEO MASIVO

Pero la amarga tranquilidad no duró mucho tiempo. En 1991, tras el derrumbe de la Unión Soviética, las autoridades tenían mayores preocupaciones que vigilar la zona de exclusión, lo que aprovecharon ladrones para asaltar todos y cada uno de los apartamentos y rincones de la ciudad. Se llevaron todos los objetos de valor que los habitantes de Prípiat se habían visto obligados a dejar allí. Ya no queda absolutamente nada de valor en la ciudad fantasma, a excepción, claro está, de miles de historias y recuerdos.

VISITAS PERMITIDAS

Hoy en día Prípiat sigue abandonada, pero es fuente de asombro y escalofríos para turistas. Desde hace cinco años, Ucrania permite a diversas agencias montar visitas guiadas por la ciudad y por la zona de exclusión. Si usted está interesado o interesada, Chernobilwelcome, por ejemplo, le propone un viaje de dos días por Prípiat, visitando el parque de atracciones, la escuela de música, la estación de tren o la plaza central de la ciudad. Por 300 euros promete ofrecerle “Silencio, naturaleza y una atmósfera comunista". Y, por supuesto, una puerta abierta a un infierno de dolor lejano, pena, vandalismo, abandono y radiación.

Copyright © 2016 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México