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La maquinaria represora de la dictadura cubana revienta el 15N

Activistas sitiados, arrestos y fuerte presencia policial impide a los cubanos manifestarse. La Habana se aplaude por la “operación fallida de EU”

El promotor de la marcha, Yunior García, tras las rejas de su casa, de donde no le está permitido salir (EFE)

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La marcha más esperada por los cubanos, dentro y fuera de la isla, nunca ocurrió, como era de prever, luego de amenazar el régimen con cárcel a los que ejerzan un derecho que en Cuba no existe: el de la libertad de expresión y de manifestación. Los cubanos tienen derecho a protestar sólo fuera de la isla y fue lo que hicieron en ciudades como Miami, Madrid o Santo Domingo.

De nada sirvió el mensaje de la ONU, enviado por la mañana, en el que se pedía a las autoridades cubanas que "se respete plenamente" el derecho de los cubanos a realizar una protesta pacífica en la isla.

"No quiero especular sobre lo que podría pasar. Lo que queremos asegurarnos es que se respete plenamente el derecho a la protesta pacífica", indicó en rueda de prensa el portavoz de la ONU, Farhan Haq.

La petición de Naciones Unidas cayó en saco roto.

Intimidación

Los principales líderes de la marcha por el cambio amanecieron el lunes con sus casas bajo vigilancia policial y la prohibición expresa de salir a la calle, como sucedió la víspera con el principal líder de la protesta, Yunior García, que seguía este 15 de noviembre en la misma situación. Fuentes de la oposición informaron de que varios disidentes históricos fueron detenidos cuando salían de sus casas para manifestarse.

La presencia policial en las calles del centro capitalino era mayor de la habitual y en parques y esquinas vigilaban apostados agentes de la seguridad del Estado vestidos de civil, logrando de esta manera el efecto contrario al de los promotores de la marcha en busca de un cambio político: el Paseo del Prado, el Capitolio y el Malecón, por donde iba a transcurrir la inédita manifestación contra el régimen, estaban desiertos.

Miedo a ir de blanco

La situación en las calles era tal que resultaba incluso difícil encontrar viandantes en La Habana con prendas blancas, el color elegido como símbolo por los convocantes de la marcha. Los pocos viandantes que se atrevieron hablar lo hicieron desde el anonimato, por miedo a ser detenidos.

"Mi madre me advirtió que no me ponga nada blanco hoy, para no tener problemas", explicó una mujer habanera de 38 años, que se negó a identificarse por miedo a ser detenida.

Otra joven, que sólo dijo ser de la provincia de Holguín, dijo que "aquí las calles están llenas de policía y no puede haber nadie de blanco porque enseguida se lo llevan para interrogarlo".

Una mujer comentó que hace unos días le interrogaron y la advirtieron que manifestarse tendría consecuencias. "Yo firmé un papel diciendo que no iba a participar y que mantendría buen comportamiento. Igual no es por esto, es porque no quiero ir presa", explicó.

Arrestos

La situación para activistas, opositores y periodistas independientes resultaba más delicada.

El Consejo para la Transición Democrática en Cuba (CTDC) denunció la detención de su vicepresidente, Manuel Cuesta Morúa. En redes se denunció asimismo el arresto de la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, y su marido, Ángel Moya.

Agentes de la seguridad del Estado impidieron a otros salir de sus casas, como es el caso de los periodistas Abraham Jiménez Enoa y Camila Acosta.

Además, grupos afines al Gobierno cubano han realizado "mítines de repudio", una especie de escraches intimidatorios, frente a domicilios de activistas, como la miembro del colectivo Archipiélago Saily González.

Euforia castrista

Con la amenaza de la marcha neutralizada, el canciller cubano, Bruno Rodríguez se felicitó por el fracaso de la misma y por la “operación fallida” de Estados Unidos para vender una “imagen irreal” de Cuba (la de que el pueblo quiere un cambio de régimen).

Por su parte, el presidente Miguel Díaz-Canel se centró en dar una imagen de normalidad absoluta en la isla, organizando diversos actos para celebrar el reinicio del curso escolar, la reapertura de fronteras al turismo internacional después de año y medio de pandemia, y por los festejos de los 502 años de la fundación de La Habana este 16 de noviembre.

“Así amanece Cuba el 15 de noviembre, con más de 700 mil pioneros en las aulas, recibiendo amigos, familiares y turistas, reactivando el quehacer productivo, disminuyendo los casos de covid”, escribió en su cuenta de Twitter.

Esta vuelta a la “normalidad” es clave para que el gobierno logre aplacar el descontento social, ya que la pandemia y el desplome del turismo han agravado la ya severa crisis económica —con carestía, colas e inflación— que también se ha visto empeorada por el endurecimiento de las sanciones estadounidenses.

El director de Human Rights Watch para las Américas, José Miguel Vivanco, esbozó una imagen muy distinta de lo sucedido en Cuba:"el régimen ha desplegado las fuerzas de seguridad de forma masiva. Muchos periodistas y críticos están sitiados en sus casas. Algunos han sido detenidos. La intención es clara: suprimir cualquier intento de protesta", afirmó en Twitter.

“El régimen está asustado”

Fuera de Cuba, sin embargo, se registraron alrededor de un centenar de actos vinculados con el 15N.

Los cubanos de Miami respaldaron la jornada de protestas pacíficas en Cuba en una manifestación en la que denunciaron la "militarización" de Cuba.

"El régimen tiene un susto enorme, porque sabe que la juventud ha dado un paso al frente y es capaz de sacar cuatro o cinco millones de personas a la calle y ahí va a ser el final", dijo, pecando de optimista Miguel Saavedra, líder de Vigilia Mambisa.

Saavedra destacó que la semilla en favor del cambio que se plantó en las protestas del 11 de julio se va a fortalecer a partir de esta fecha por más que saquen a la calle "al Ejército, la Policía y los grupos paramilitares para intimidar al pueblo".

“La juventud, divino tesoro, no les tiene miedo y quiere futuro y libertad, no comida ni vacunas”, subrayó.

“Cáncer con metástasis”

El gobernador de Florida, Ron DeSantis, dio su respaldo a las ansias de libertad del pueblo cubano en un acto celebrado significativamente el 15N para anunciar la asignación de fondos para restaurar la Torre de la Libertad, un icono del exilio cubano, pues este edificio de los años 20 y aire español fue un centro de acogida para los refugiados cubanos de los primeros años del castrismo.

“El régimen comunista cubano es el cáncer original con metástasis en el hemisferio'', dijo DeSantis, en referencia a Venezuela y Nicaragua.

En presencia de cargos públicos y activistas del exilio cubano, el republicano y aliado de Donald Trump dijo que los cubanos en la isla "se han levantado y están luchando contra esta brutal dictadura".