Mundo

El papa pide al patriarca ruso que deje de ser el “monaguillo de Putin” tras bendecir su guerra en Ucrania

Malestar en la Iglesia ortodoxa por las críticas de Francisco a Kiril I, quien bendijo a los soldados invasores rusos en su cruzada contra el “anticristo”

guerra en ucrania

Francisco y Kiril en su único encuentro, ocurrido en La Habana en 2016, el primero entre un líder católico y otro ortodoxo desde el Gran Cisma de 1054

Francisco y Kiril en su único encuentro, ocurrido en La Habana en 2016, el primero entre un líder católico y otro ortodoxo desde el Gran Cisma de 1054

CNS

La guerra de Rusia en Ucrania no sólo está provocando una tragedia humanitaria y un terremoto geopolítico, económico internacional, sino que el empeño de Moscú de convertir la invasión de Ucrania en un guerra santa está soltando chispas entre las dos cabezas de la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa, el papa Francisco y el patriarca Kiril I.

El punto de inflexión fue la entrevista que el pontífice argentino concedió el lunes al diario de Milán “Corriere della Sera”, en el que Fracisco lanza una crítica abierta e inaudita al patriarca ortodoxo ruso, con el que solía tener una buena relación, que se fue agriando a medida que llegaban imágenes de inusitada crudeza de civiles ucranianos asesinados por soldados rusos, los mismos que fueron bendecidos previamente por Kiril I, antes de marchar a la guerra.

"Hablé con él durante 40 minutos vía Zoom", dijo el papa al rotativo milanés en una entrevista publicada este martes. "Los primeros 20 minutos me leyó, con una tarjeta en la mano, todas las justificaciones para la guerra", declaró, sin hacer alusión a comentarios recientes realizados por Kiril I, en las que consideró como una misión sagrada la guerra de Putin, “el único líder del mundo que lucha por el cristianismo”, llegó a decir de su aliado en el Kremlin.

Le escuché y le dije: No entiendo nada de esto", dijo el papa. "Hermano, no somos clérigos de Estado, no podemos usar el lenguaje de la política sino el de Jesús".

"El patriarca no puede transformarse en monaguillo de Putin", remató el papa.

Francisco dijo que la conferencia telefónica con Kirill tuvo lugar el 16 de marzo, y que tanto él como el patriarca habían acordado posponer un encuentro previsto para el 14 de junio en Jerusalén.

"Sería nuestro segundo encuentro cara a cara, nada que ver con la guerra", dijo el papa. "Pero ahora, él también está de acuerdo: dejémoslo, podría ser una señal ambigua".

En el 2016, en un encuentro histórico en La Habana, el papa jesuita se convirtió en el primer líder de la Iglesia católica en reunirse con un jefe de la Iglesia ortodoxa rusa desde el Gran Cisma de 1054.

No es sólo con la Iglesia católica con la que la Iglesia rusa ha tenido una crisis cismática. En enero de 2019, a petición del presidente ucraniano, Petro Poroshenko, el patriarca de la Iglesia ortodoxa ucraniana, Bartolomé I, declaró su independencia del patriarcado de Moscú, vigente desde 1686.

En respuesta, Kiril I rompió sus lazos con Bartolomé I y con las Iglesias de Grecia, Chipre y Alejandría, que reconocieron el cisma ucraniano.

Malestar ruso

Las declaraciones del papa no sentaron nada bien en el seno de la Iglesia Ortodoxa Rusa (IOR), que lamentó la forma en la que relató la conversación que sostuvo ambos líderes religiosos.

"Es lamentable que un mes y medio después de la conversación con el patriarca Kiril, el papa Francisco eligiera un tono erróneo para transmitir el contenido de esta conversación", dice un comunicado del Departamento de Relaciones Exteriores de la IOR.

Esta circunstancia "no contribuirá a un diálogo constructivo entre la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Ortodoxa Rusa", según la nota, publicada en la web de la Iglesia rusa.

Contra la “inmoral Occidente”

Desde el inicio del conflicto, Kiril ha justificado la invasión como una guerra santa contra los valores inmorales de un Occidente que considera decadente, sobre todo por la aceptación de la homosexualidad.

Seis semanas después de la invasión rusa de Ucrania, que ha obligado a huir a más de 5 millones de personas, ha acabado con la vida o ha herido a miles y ha dejado ciudades y pueblos destruidos, el patriarca ruso adoptó el discurso victimista del Kremlin, que justifica la guerra por un supuesto “genocidio” de las tropas leales a Kiev contra la minoría rusa mayoritaria en el este de Ucrania.

“¿Por qué se alzaron fuerzas externas contra las tierras rusas? ¿Por qué se empeñan en destruir, dividir, poner a un hermano contra otro?", dijo Kiril, citado por la agencia de noticias rusa RIA.

El Kremlin afirma que la invasión es una operación especial para desmilitarizar y "desnazificar" Ucrania, argumentos que Kiev y los gobiernos occidentales rechazan como falso pretexto para una invasión.

Refiriéndose a un texto del Nuevo Testamento en el que la intensificación del conflicto entre el bien y el mal culmina con la segunda venida de Cristo, Kiril dijo que “el Libro del Apocalipsis menciona una determinada fuerza que frena la llegada al mundo del anticristo”.

“La iglesia evita que la gente pierda el rumbo en la vida ; es la fe ortodoxa, el vivir y actuar en la iglesia ortodoxa, esta es la fuerza que frena al anticristo”, declaró.

Kiril afirmó que no es casualidad que “a esta fuerza apunten hoy todas las flechas afiladas de todos los que buscan comprometer a la iglesia, dividirla y arrancarla del pueblo”, según RIA.

Sanciones contra el patriarca

El jefe de la Iglesia ortodoxa rusa y el coronel Azatbet Omurbekov, conocido como "el carnicero de Bucha" por su supuesta implicación en las matanzas de civiles en esta ciudad ucraniana, figuran en la nueva propuesta de sanciones anunciadas este miércoles por la Comisión Europea.

Los Estados miembros ya debaten esta propuesta, que incluye un embargo progresivo al petróleo ruso y una lista en la que figuran decenas de militares presuntamente involucrados en las matanzas de Bucha y en el asedio a la ciudad costera de Mariúpol.

El patriarca ruso, cuyo nombre completo es Vladimir Mijailovich Gundyayev, es un aliado histórico de Putin desde que describió su victoria en las elecciones de 2012 como un "milagro de Dios" y al propio mandatario como "el único defensor del cristianismo en el mundo".