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¡No pasarán!… y pasaron ¿Volverán a pasar? El fascismo amenaza de nuevo a España

Si el PP gana las elecciones, como anuncian los sondeos, gobernará de la mano de Vox, los nostálgicos del franquismo aliados en secreto con El Yunque

elecciones el 23-J

Santiago Abascal, líder de Vox, se siente conquistador español

Santiago Abascal, líder de Vox, se siente conquistador español

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El muro europeo contra la llegada al gobierno del populismo de extrema derecha se agrieta en su flanco nororiental —Finlandia, Suecia, Polonia—, en el centro —Hungría y gobiernos locales en Alemania— y en su flanco sur —Italia—, a donde podría ingresar España a partir del 17 de agosto de este 2023, fecha límite para que se forme el gobierno surgido de las elecciones del 23 de julio.

La fecha prevista para acabar la actual legislatura española era enero de 2024, pero el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció por sorpresa que adelantaba las elecciones a este 23 de julio. Lo hizo como reacción a la derrota del gobernante PSOE en las elecciones locales y regionales del 28 de mayo.

Aunque todo el mundo esperaba un voto de castigo al “sanchismo” por aliarse en el gobierno con Podemos (extrema izquierda y feminismo radical), nadie vio venir una derrota tan abultada. Pero lo preocupante es la manera en la que el PP ha reconquistado el poder en gran parte de España: aliándose con Vox, el partido de extrema derecha.

La traición del PP

A diferencia de muchos países europeos, el llamado cordón sanitario antifascista —que ha impedido, por ejemplo que la ultranacionalista Marine Le Pen se convierta en presidenta de Francia— se rompió en España cuando el PP rompió ese regla no escrita de gobernar con todos menos contra la extrema derecha, que tanto daño hizo en el viejo continente en el siglo XX, con regímenes totalitarios y xenófobos y un reguero de casi 50 millones de muertos.

Si los partisanos de la resistencia italiana al nazismo dieron un himno antifascista al mundo —”Bella Ciao”—, el lema de los republicanos que defendían Madrid de los cañonazos de los golpistas leales a Franco es, probablemente, la única frase que se lee en español en cualquier país: “¡No pasarán!”.

La historia, desgraciadamente, fue otra: los franquistas pasaron, derrotaron a los republicanos e impusieron 40 años de régimen de terror nacionalcatólico.

Esta es precisamente la arriesgada apuesta de Sánchez al adelantar las elecciones con tan poco tiempo de campaña: que los españoles entiendan que la derecha tradicional se está aliando con la derecha antidemocrática, con el objetivo de movilizar masivamente a los españoles que no quieren el regreso de ese oscuro pasado no tan lejano. La opción que el mandatario español es invocar el voto útil y seguir gobernando otros cuatro años, pero no ya con los radicales de Podemos, sino con su versión light y moderada: el nuevo partido Sumar.

Sin embargo, las encuestas anuncian que el mandatario socalista podría perder esta apuesta, especialmente tras el duelo televisivo entre Sánchez y Feijoo, en el que el segundo acorraló al primero con mentiras sin tiempo a verificar, como que su gobierno era proetarra y proindependentista catalán y vasco.

Según la encuesta diaria de El País, el PP ganaría las elecciones con 133 escaños, frente a los 109 del PSOE, por lo que la clave para alcanzar la cifra mágica de 176 escaños para poder gobernar, el primero necesitaría los de Vox (39) y 4 escaños más de formaciones minoritarios. En cuanto al oficialismo, suma 148, pero cuenta con una ventaja: los pequeños partidos con posibilidad de escaños suman 31, hasta lograr una pírrica mayoría absoluta de 178 escaños.

El problema para los progresistas, según las encuestadoras, es que el “momentum” es del PP porque el deseo de cambio de los españoles es muy grande, pese a que la marcha de la economía en España y de la inflación es mejor que en el resto de Europa. De hecho, las casas de apuestas y las encuestas coinciden tanto en una victoria del PP como en que el futuro gobierno estará formado por la alianza PP-Vox.

¿Y qué implica esto? Básicamente que todas las leyes progresistas que pusieron a España a la vanguardia —aborto, matrimonio gay con adopción, cambio de sexo a partir de los 16 años y sin permiso de los padres (esta ley impuesta por Podemos), eutanasia, lucha contra la violencia machista y el cambio climático— podrían ser abolidas, como contempla Vox en su programa.

Pero, además, implicaría un deterioro de las relaciones con aliados históricos, como México, ya dañadas por la ofensiva antihispana del presidente Andrés Manuel López Obrador, probablemente el político extranjero más odiado por la extrema derecha española.

Segunda conquista de AL

En sus sueños húmedos, el líder de Vox, Santiago Abascal, ambiciona una segunda conquista española de América, sólo que esta vez sería una conquista ideológica, basada en apoyar un supremacismo cristiano autoritario y blanco (o ligeramente mestizo, “porque no somos racistas”).

Para ello cuenta con aliados conocidos, como el líder de la ultraderechista chilena y pinochetista, Juan Antonio Kant (quien podría convertirse en el próximo presidente, dado el desplome de la popularidad del progresista Gabriel Boric) y otro aliados que ha trabajado en la sombra en la formación del liderazgo de Santiago Abascal al frente de Vox: El Yunque.

Según los pocos medios españoles que han investigado las cloacas de Vox, El Yunque (al que califican como secta ultraderechista mexicana) conspira con Vox para expandir su ideología tanto en España como en México y el resto de América Latina.

Por todo esto, las elecciones en el país ibérico son más decisivas que nunca. Los fascistas ya pasaron una vez, por eso ahora, con el voto como única arma legítima, hay que levantar un muro para nunca más vuelvan a pasar. 

El mío ya vuela por correo a España.