
Más cadáveres fueron hallados este viernes en un bosque del sur de Kenia, y que son parte del saldo de fallecidos de los presuntos miembros de una secta cristiana que ayunaron hasta morir el mes pasado. La cifra de muertos ahora ha ascendido a 179, informó la Policía.
Según la comisionada regional de policía de la Costa keniana, Rhoda Onyancha, los nuevos cuerpos estaban enterrados en el bosque de Shakahola, en el costero condado de Kilifi, donde continúan las excavaciones y las investigaciones.
Además, la Policía está siguiendo el rastro de 609 personas desaparecidas, indicó Onyancha. No está claro que todos los casos estén relacionados con esta secta.
El número de personas rescatadas con vida se mantiene en 72.
Casi todos los muertos de la llamada "masacre de Shakahola" han sido exhumados de tumbas y fosas comunes halladas en ese bosque, a excepción de unos pocos que murieron en el hospital por su estado grave.
Las autopsias de más de un centenar de cuerpos evidenciaron que, si bien todos mostraban signos de inanición, los cadáveres de al menos tres menores y un adulto tenían también rastros de estrangulación y asfixia.
Asimismo, las primeras investigaciones de la Policía apuntan a que los fieles eran forzados a seguir con el ayuno aunque quisieran abandonarlo.
Este miércoles, el tribunal de Shanzu, en la ciudad costera de Mombasa, ordenó extender durante treinta días (iniciando el recuento el pasado 3 de mayo) la detención del líder de la secta que presuntamente persuadió a las víctimas para ayunar, el pastor Paul Mackenzie Nthenge, junto con su mujer y otros 16 sospechosos.
El pasado 2 de mayo, Nthenge y los otros detenidos fueron puestos en libertad por el tribunal de la turística ciudad costera de Malindi, después de que la Fiscalía manifestara su intención de formular cargos de terrorismo contra ellos, algo para lo que esa corte se declaró incompetente.
Sin embargo, el pastor y sus secuaces fueron detenidos minutos después y trasladados al tribunal de Shanzu, a unos 120 kilómetros, donde la Policía solicitó, sin éxito, autorización para tenerlos detenidos durante noventa días más.
El pasado viernes, el presidente de Kenia, William Ruto, nombró una comisión de investigación presidida por la jueza Jessie Lesiit para esclarecer los hechos y determinar las negligencias administrativas o de seguridad que se pudieron producir.
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