
Los programas de ayuda a migrantes como el DACA a los llegados desde niños a Estados Unidos, el de asilo mediante el plan CBP One y el de reasentamiento de refugiados tienen ya fecha de caducidad: el 20 de enero del 2025, día en el que asume como presidente para un segundo mandato el republicano Donald Trump, quien no sólo prometió eliminar estos sistemas de ayuda, sino que pondrá en marcha la deportación masiva de indocumentados, por lo que la única opción para las personas sin papeles de más de 70 países que cruzan por territorio mexicano será acogerse al proyecto “Remain in Mexico” (“Quédate en México”) que aplicó por primera vez el magnate neoyorquino en 2019 en su primer mandato y que representará un dolor de cabeza para el Gobierno de México, señalan activistas de organizaciones defensoras de los migrantes, especialistas y autoridades.
Meses antes de que se conociera el triunfo del magnate neoyorquino en las recientes elecciones de EU, el temor de la comunidad migrante que se moviliza por México comenzó a acelerar su salida de Chiapas, zona de entrada en la frontera sur con Guatemala y punto obligado para solicitar la documentación para estancia legal temporal en el país y también de las solicitudes de asilo CBP One del gobierno de Joe Biden.
Con la llegada de Trump a la Casa Blanca en enero próximo los planes de miles de migrantes que aguardaban en Chiapas cambiaron y la única alternativa por ahora es alcanzar la frontera norte antes de finales de diciembre para intentar cruzar al vecino país, por lo que ya han salido tres caravanas que salieron de suelo chiapaneco desde hace una semana.
Para Rafael Velásquez García, director para México del Comité Internacional de Rescate, el Gobierno de México dice estar preparado para lo que pueda venir con las amenazas de Trump, pero hasta ahora no han escuchado hablar de ningún plan de las autoridades federales para hacer frente a un gran número de deportados, sólo hay un discurso, pero nada más. “La sociedad civil no está en condición de recibir una gran cantidad de gente. Y seamos honestos, es la sociedad civil la que lleva en los hombros la mayor cantidad de la respuesta humanitaria hacia gente deportada y gente de tránsito”, y no el gobierno, destacó el representante de la ONG.
En el mismo tenor se pronunció Mark Hetfield, CEO de la organización de apoyo a refugiados con sede en Estados Unidos (HIAS), quien advierte que más restricciones para la comunidad migrante, tal y como Trump ha anunciado, dejarían a todas estas personas en una situación mucho más vulnerable y con pocas opciones. “Significaría que no tienen a dónde ir porque hay muchos países en el hemisferio donde no existe un sistema de asilo, a dónde recibir ayuda o aunque puedas recibir refugio, eso no significa que necesariamente estés a salvo”, señaló.
Por su parte, Francisco González, director de la red de albergues “Somos Uno Por Juárez”, conformada por 13 centros de asistencia en toda Ciudad Juárez, en Chihuahua, resaltó que la ciudad se encuentra en un 45% de su capacidad y con la amenaza del próximo presidente de EU estos centros de ayuda podrían verse rebasados en unas cuantas horas.

“Aún es muy temprano para saber con exactitud a donde llegarán estas personas que vienen, ya que eso depende de las rutas que vayan trazando los grupos de “coyotes” que se encargan de trasladar a los migrantes hacia el norte”, refirió este defensor de ayuda a los migrantes a la cadena Univisión, quien asegura que lo que sí es un hecho es que “el temor mueve” y los traficantes de personas lo utilizarán a su favor para movilizar grandes cantidades de gente a través de México para traerlos hasta la frontera norte con el objetivo de cruzarlos por sitios menos vigilados, pero sí más peligrosos.
MONEDA DE CAMBIO
Sobre este punto, el investigador del Colegio de la Frontera Norte, Oscar Rodríguez Chávez, subrayó que “lamentablemente (con amenazas como las de deportaciones masivas y cierre de fronteras), los migrantes siguen siendo la moneda de cambio”, ya que estos amagos acelerarán que intenten llegar pronto a la frontera, lo que es algo incierto. Es posible que continúen las barreras o contención que se manejan en la frontera sur de México, en Chiapas, para evitar que la gente llegué a la frontera con Estados Unidos y contenerla lo más que se pueda.
En tanto, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) va más allá de la situación y estima que de comenzar en el primer día de Trump las deportaciones masivas como prometió, México sería el más afectado, toda vez que de los 11 millones de mexicanos que viven en EU, unos 5 millones están en situación migratoria no legal, de lo que hizo eco la cadena Telemundo.
En esta misma situación hay millones de migrantes de varias naciones, entre ellos de Cuba y Venezuela, países con los que EU tiene conflictos diplomáticos, por lo que los ciudadanos de éstos serían enviados a México para que el Gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum se encargue de su repatriación o darles asilo mediante el programa “Quédate en México”.
Trump prometió acabar con el plan CBP One del gobierno de Biden y restringir todos los reasentamiento de refugiados en todo Estados Unidos, lo que complicará también el arribo de más migrantes que no tendrán otra opción que quedarse en suelo mexicano mientras buscan nuevas oportunidades para cruzar la frontera.
DACA

En lo que respecta al programa DACA, la Acción Diferida para los llegados a EU en la Infancia (Deferred Action for Childhood Arrivals), Donald Trump no quita el dedo del renglón e insiste en que no habrá beneficios para estos grupos.
El DACA es una política migratoria en EU que permite a algunos jóvenes que, el 15 de junio de 2012 estaban físicamente presentes en el país sin un estatus migratorio legal tras haber ingresado al país siendo niños de al menos cinco años, recibir un período renovable de dos años de acción diferida de deportación y ser elegibles para un documento de autorización de empleo y estudios en el país. Los beneficiarios de esta política son conocidos como dreamers o soñadores en inglés.
MOVILIDAD.
De acuerdo con un reporte del Instituto Nacional de Migración (INM), en los cinco años y 10 meses de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que comprendió del 1 de diciembre de 2018 a septiembre de 2024, más de 13 millones de migrantes cruzaron la frontera entre México y Estados Unidos, siendo Ciudad Juárez y El Paso (Texas) algunos de los puntos más críticos en el flujo migratorio.
Tan solo entre enero y mayo de este 2024, se detectó la movilidad de 1.4 millones de “personas en situación migratoria irregular”. Los migrantes provienen de 77 países de los cinco continentes, según el INM, y de ese total fueron registrados 2,992 niños que viajaban solos.
Para contener el éxodo migrante para que no avanzara hacia el norte del país, el gobierno Federal triplicó el número de detenciones de migrantes sin papeles. De acuerdo con datos cifras oficiales de estadística migratoria difundidas por la Secretaría de Gobernación (Segob), en los primeros cinco meses del 2024, al pasar de 185,038 en el periodo enero-mayo de 2023 a 590,401 en el mismo lapso de 2024.
Chiapas, Tabasco y Veracruz son los estados en el sur del país con los registros más altos de detenciones de personas que no pudieron justificar su estancia en el país mediante un documento migratorio.
Las cifras difundidas por la dependencia revelan que entre enero y mayo de este año, se alcanzó un promedio diario de 3,909 detenciones de migrantes. De mantenerse la tendencia, 2024 podría superar la cifra de 782,176 detenciones que hubo en todo 2023.