A 27 años de la masacre de Acteal, integrantes de la organización Las Abejas de Acteal, incluidos hijos e hijas de sobrevivientes, denunciaron una nueva ola de violencia e impunidad en Chiapas, así como amenazas directas contra una mujer que logró sobrevivir al ataque del 22 de diciembre de 1997. La organización responsabilizó al Estado mexicano por esta agresión y reiteró su exigencia de justicia.
Mediante dos comunicados emitidos desde la comunidad de Acteal, municipio de Chenalhó, Las Abejas señalaron que un paramilitar confeso, liberado en 2010 por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, amenazó de muerte a una sobreviviente. Esta situación, acusan, es resultado directo de la impunidad persistente en torno al caso.
Los firmantes, entre ellos niñas, niños y jóvenes descendientes de las víctimas, enfatizaron que, pese al paso del tiempo, “seguimos cargando el dolor de la ausencia” de sus abuelos y abuelas, asesinados mientras oraban y ayunaban por la paz. “Somos fruto de una extinción fallida del Estado mexicano”, escribieron en una carta dirigida a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a la que solicitaron emitir de inmediato el informe de fondo del caso 12.790 Manuel Santiz Culebra y otros, pendiente desde hace más de una década.
En su posicionamiento, Las Abejas recordaron que la masacre fue perpetrada por paramilitares con armas de uso exclusivo del Ejército mexicano, y que la impunidad se ha agravado al punto de que, actualmente, quienes fueron señalados como responsables caminan libremente y amenazan a las víctimas sin consecuencias.
El comunicado también expresó rechazo por la reciente visita de Ernesto Zedillo Ponce de León a México, a quien señalan como responsable político de la violencia contrainsurgente durante su sexenio, que incluyó otros hechos como las matanzas de Aguas Blancas, El Charco y El Bosque, enmarcadas en el Plan de Campaña Chiapas 94.
La situación actual en Chenalhó y comunidades vecinas es, según denuncian, aún más peligrosa que en 1997. La presencia de grupos armados y sicarios se ha vuelto común, incluso en espacios públicos como canchas deportivas, que se han convertido en “refugio de criminales”. También advierten que familias desplazadas permanecen en condiciones precarias, sin seguridad ni acceso a alimentos, y que la educación en algunas comunidades se ha suspendido desde 2023 por amenazas y enfrentamientos armados.
“Vivimos una violenta normalidad disfrazada de paz”, sentenciaron, al tiempo que criticaron la inacción y la aparente complicidad de las fuerzas de seguridad con los grupos armados. Ejemplificaron esto con la detención arbitraria de dos bases de apoyo del EZLN el pasado 24 de abril, a quienes además se les despojó de pertenencias por parte de elementos del Ejército, Guardia Nacional, Policía Estatal y otras corporaciones.
Las Abejas también hicieron un llamado al gobierno federal y a la presidenta electa Claudia Sheinbaum para romper relaciones diplomáticas con Israel, como muestra de solidaridad con el pueblo palestino, al que compararon con su propio sufrimiento por crímenes de Estado y el olvido institucional.
En un mensaje final, exhortaron a la sociedad civil nacional e internacional a no olvidar, a seguir exigiendo justicia, y a trabajar por una “paz desarmada y desarmante”, como recordaron que lo hicieron los mártires de Acteal.
Con esta serie de denuncias, Las Abejas de Acteal buscan visibilizar que el dolor por la masacre permanece vivo, que los riesgos continúan y que las promesas de justicia siguen sin cumplirse.