Aunque sin una regulación en las leyes mexicanas, la Inteligencia Artificial irrumpió en la vida cotidiana, pero el mal uso político en el ámbito político, que responda a agendas particulares, es un riesgo para la democracia, advirtió el magistrado de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Felipe Fuentes Barrera.
En tanto, también integrante de la Sala Superior, Felipe de la Mata Pizaña, cuestionó: “¿Podemos usar la inteligencia artificial para hacer más eficiente el sistema de impartición de justicia sin poner en riesgo, por ejemplo, el respeto a los derechos humanos?”
Ambos juzgadores de la materia electoral inauguraron la Semana Académica de la Escuela Judicial Electoral y Coloquio sobre Derecho Electoral Comparado, Inteligencia Artificial y su impacto en la democracia, realizado en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Ciudad de México.
En el encuentro, los magistrados expusieron un reclamo e inconformidad respecto a la inconformidad por integración de la Escuela Judicial Electoral (EJE) a la Escuela Nacional Judicial, que resultó de la reforma al PJF.
Y puntualizaron que en el actual escenario de elecciones judiciales, donde la sociedad demanda una judicatura impecable e informada, la Escuela Judicial Electoral se posiciona como una institución insustituible para la formación de juzgadoras y juzgadores e integrantes de una nueva Sala Superior.
Pero en el tema de la IA, Fuentes Barrera dijo que México vive un momento de inflexión. La tecnología y en particular la inteligencia artificial no es buena ni mala en sí misma, su impacto dependerá de cómo, por quién y con qué fines se utiliza, afirmó.
“La AI puede vulnerar la privacidad mediante sistemas de vigilancia masiva o manipular opiniones a través de algoritmos opacos que polaricen el debate. La diferencia entre el beneficio colectivo y el daño estructural no está en la tecnología, sino en las decisiones políticas y éticas que la rodean. Es fundamental que desde las instituciones académicas se impulsen los planteamientos necesarios para garantizar que la tecnología se utilice bajo principios éticos y jurídicos”, aseveró Felipe Fuentes Barrera.
De la Mata Pizaña centró más su exposición en la trascendencia de la EJE para la impartición de justicia electoral.
“La EJE es de la talla de la UNAM, de la Escuela Libre de Derecho, la UP, el Instituto Max Planck, la FES Aragón y ahora el Tec de Monterrey. Su crecimiento ha sido verdaderamente exponencial a través de más de cuatro mil actividades educativas, que han llegado a capacitar a 600 mil personas, extendiendo nuestro alcance y nuestra misión a cada rincón del país. Estas cifras no son números, reflejan una mejor preparación de cuadros profesionales para enfrentar los complejos retos de nuestra democracia.”
Ambos llamaron al Poder Legislativo a reflexionar sobre la permanencia autónoma de la EJE.
