
Dentro del escrito del Programa Nacional de Recuperación Ambiental (PNRA), propuesta por la Secretaría de Medioambiente y Recursos Naturales (Semarnat) se encuentra el diagnostico de los ecosistemas mexicanos, destacando los acuíferos que se encuentran más contaminados y explotados del país
Estos ecosistemas, según el informe, cumplen funciones vitales para la naturaleza y las personas, permitiendo el flujo del agua, conectan hábitats, siendo el refugio para muchas especies acuáticas; brindan sostén para la culturales y económicos e incluso se utiliza para la producción de energía. Sin embargo, hoy se enfrentan a múltiples amenazas que los están llevando a un punto de crisis.
El documento destaca que el 77 % del agua dulce en el país se usa para agricultura y ganadería, lo que presiona fuertemente los recursos disponibles. A esto se suma que el 24 % de los acuíferos están sobreexplotados, es decir, se extrae más agua de la que se recupera naturalmente.
Además, la mitad de las aguas residuales en México termina en ríos y lagos sin tratamiento previo, afectando especialmente a cuencas como las de los ríos Pánuco, Lerma y Balsas, que tienen gran diversidad de especies.

También hay problemas por la alteración de los cauces naturales y la construcción de presas, que detienen los sedimentos necesarios para la vida acuática, afectando a comunidades de peces y otros organismos, e incluso dañando las zonas costeras.
Uno de los datos más graves que destaca la Semarnat es que casi el 40 % de los peces de agua dulce del país están en peligro de extinción, a pesar de que estos ecosistemas ocupan menos del 1 % del territorio global, albergan el 10 % de todas las especies del mundo, por lo que su pérdida tendría consecuencias irreversibles.
Otros factores que agravan la situación son la introducción de especies invasoras, la eutrofización (acumulación excesiva de nutrientes que asfixia a los cuerpos de agua) y la urbanización descontrolada.
El diagnóstico deja claro que no basta con solo proteger, sino que es urgente restaurar lo que ya está dañado, por lo que la Semarnat propone medidas como recuperar los caudales ecológicos de los ríos, limpiar las aguas contaminadas, reconectar hábitats y trabajar junto con las comunidades locales.
Se menciona que existen experiencias exitosas de restauración de humedales y ríos en la nación, lo que demuestra que sí es posible revivir estos ecosistemas y recuperar sus beneficios. La restauración también fortalece la resiliencia al cambio climático, pues los cuerpos de agua ayudan a regular la temperatura y el flujo del agua en épocas extremas.