
El expresidente Enrique Peña Nieto rechazó las acusaciones publicadas por el diario israelí The Marker, que lo señalan como presunto beneficiario de un soborno de 25 millones de dólares por parte de dos empresarios israelíes, Avishai Neriah y Uri Ansbacher, durante su administración. El dinero, según la publicación, habría sido entregado a cambio de contratos millonarios, entre ellos la adquisición del software de espionaje Pegasus.
A través de un mensaje en su cuenta de X (antes Twitter), Peña Nieto calificó la publicación como “totalmente falsa” y afirmó que carece de sustento. “Lamento encontrarme con notas que, sin el mínimo rigor periodístico, hacen afirmaciones a la ligera y dolosamente. Es una insinuación carente de sustento alguno”, escribió.
Lamento encontrarme con notas que, sin el mínimo rigor periodístico, hacen afirmaciones a la ligera y dolosamente.
— Enrique Peña Nieto (@EPN) July 6, 2025
Totalmente falsa la nota sobre supuestas aportaciones.
Es una insinuación carente de sustento alguno.
Queda la duda, en interés de quienes, se hace tal…
El reportaje que detonó la polémica se basa en documentos obtenidos a raíz de una disputa legal entre los propios empresarios israelíes, quienes habrían firmado un acuerdo en 2024 para repartirse agencias de representación en México. En ese contexto, emergieron detalles de una “inversión conjunta” destinada a un personaje identificado como “N”, presuntamente en referencia a Peña Nieto, a quien también se le habría llamado “el N electo” en 2012, el año en que asumió la presidencia.
Aunque la nota no especifica con claridad el uso de los recursos, una fuente citada por The Marker sugiere que parte del dinero se habría destinado a gastos políticos, posiblemente relacionados con la campaña presidencial. Según el arbitraje consultado por el medio, Neriah habría mantenido contacto directo con Peña Nieto gracias a su cargo como cónsul honorario de México en Haifa, lo que habría facilitado las negociaciones.
Hasta ahora, el expresidente no ha presentado pruebas que respalden su desmentido, limitándose a cuestionar la credibilidad del medio y a insinuar que existen intereses detrás de la difusión de la información.