En un subíndice del texto introductorio, el 1er Informe de Gobierno marca que la “Prosperidad compartida” es parte esencial del modelo económico propuesto por “el segundo piso de la Transformación”.
Alude al “humanismo mexicano con prosperidad compartida” para reiterar que “por el bien de todos primero los pobres”. El informe parte de esta base para establecer que el aumento salarial y los programas del bienestar son parte de un nuevo engranaje en el que se promueve el desarrollo nacional.
De logros en torno a la economía se han jactado gobiernos anteriores de lograr, pero el Informe es tajante al señalar que ahora eso se logra en tanto se “apoya a los más vulnerables con programas sociales universales, transferencias y recursos que mueven las economías locales y regionales”.
El Informe escrito, en este rubro, es claro y basta mirar los datos arrojados por las recientes encuestas de INEGI para entender que, como dijo la presidencia en su mensaje desde Palacio Nacional, esto se escuchará una y otra vez: la combinación de aumentos al salario mínimos y programas sociales ha sacado a millones de las franjas de pobreza.
El modelo contiene “un efecto virtuoso en todo el sector productivo; mejora los ingresos de los trabajadores y promueve la creación de empleos con inversión pública y auspiciando la inversión privada y extranjera”, señala el texto, “la economía mexicana se sustenta ahora en un modelo de desarrollo centrado en el bienestar de la población y con el Estado como principal promotor del desarrollo nacional”.
“Entre octubre de 2024 y agosto de 2025″, se postula, “el impulso a la demanda interna, a través del fortalecimiento del ingreso de las familias mexicanas y la inversión social, permitió que los sectores históricamente rezagados participen en la vida económica del país. Bajo una estructura institucional sólida y con una conducción responsable de las finanzas públicas, el país preservó su estabilidad macroeconómica, al tiempo que avanzó hacia una economía más justa, incluyente y soberana”.
El crecimiento económico general fue moderado, reconoce el Informe, esto en referencia al PIB; cabe decir que en esto el Informe no abunda, pero sí es claro que se trata de una medición que, al menos por el momento, importa menos a los gobiernos de la 4T que el tema de la distribución de la riqueza.
De allí que el Informe haga énfasis en el fortalecimiento del mercado interno, “impulsado por el aumento salarial del 12 por ciento y por el Plan Nacional de Infraestructura que este año invierte 811 mil millones de pesos en trenes de pasajeros, carreteras, hospitales, obras hídricas y el fortalecimiento de PEMEX y de la CFE, entre otros sectores”.
La distribución y no la economía a secas, es el mantra que está entre líneas en el texto introductorio del Informe.