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Hasta un 40% de quienes enfermaron de COVID-19 padecen fatiga

Han visto alterada su calidad de vida y actividades cotidianas por la fatiga post-COVID, el cual comienza a ser un problema de salud pública por ser discapacitante

Hasta un 40% de quienes enfermaron de COVID-19 padecen fatiga

El síndrome conocido como COVID largo, ocasiona síntomas como fatiga, que en algunos pacientes puede ocasionar hasta ausentismo laboral

La Crónica de Hoy

Entre un 15 y hasta un 40% de los individuos infectados por COVID-19 padecen el síndrome conocido como “COVID largo”, cuya manifestación más recurrente es la fatiga, señalaron el doctor Silvestre Alavez Espidio, director de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud.

A su vez, la doctora Carmen Arroyo Quiroz, investigadora del Departamento de Ciencias de la Salud de la Unidad Lerma de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), advirtió que esta condición comienza a convertirse en un problema de salud pública que implica esta afección.

Ambos especialistas advierten que la COVID-19 ha representado un reto sin precedentes en la historia de la salud pública a nivel mundial, una vez que desde su inicio en diciembre de 2019 y hasta enero de 2023, se estima que se infectaron con el virus del SARS-CoV-2, un total de 561 millones de personas, cifra que continúa incrementándose a pesar del descenso en los casos graves y en la mortalidad.

Destacaron que se han observado más de 200 síntomas de COVID largo, en un lapso de un año posterior al diagnóstico e incluso hay estudios que muestran presencia de sintomatología hasta dos años después, en alrededor de un tercio de los convalecientes.

Los síntomas son muy variados, pero los más comunes son fatiga, dolor de cabeza, anosmia, dolor muscular, problemas respiratorios, pérdida de cabello, niebla mental, alteraciones cognitivas, depresión, ansiedad y alteraciones en el sueño, entre otros.

De todos los anteriores la fatiga es el síntoma más común en enfermos que han cursado previamente con COVID-19; ésta se puede considerar una sensación subjetiva y, por lo tanto, con frecuencia no se da la importancia debida, a pesar de la gran relevancia que puede tener en la calidad de vida de los pacientes, observan ambos expertos.

La característica básica es el cansancio extremo, tanto físico como mental, que no disminuye con el reposo y continúa por un periodo largo de tiempo, además a menudo, está acompañada de problemas para dormir, malestar post-esfuerzo y problemas para concentrarse, entre otros.

Por otro lado, aunque la respuesta de la comunidad científica, en particular en cuanto al desarrollo de vacunas y antivirales, ha permitido hacer frente a la pandemia, una enfermedad como ésta, que tomó a los sistemas de salud por sorpresa y forzó a una respuesta inmediata, plantea algunos interrogantes que deben ser atendidos, como el hecho de que los reportes de los pacientes afectados que cursaron la fase aguda del padecimiento y continúan con síntomas o secuelas relacionadas, y que se conoce como COVID largo o síndrome post-COVID.

Ambos investigadores coincidieron en que con base en la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta sintomatología se define como una condición “que se presenta en individuos con antecedentes de una probable o confirmada infección por el virus SARS-CoV-2, tres meses después del inicio de COVID-19, cuyas manifestaciones persisten al menos dos meses y que no pueden ser esclarecidas por un diagnóstico alternativo”.

Ante ello, el síndrome pos-COVID-19 se está convirtiendo en un problema de salud pública por ser discapacitante y debido a la creciente ocurrencia de casos, por el importante porcentaje de personas que se han visto afectados en su salud por los efectos adversos por el coronavirus.

Ante el agotamiento, el cual impide a las personas desarrollar sus actividades habituales con normalidad, hay incremento en el ausentismo laboral, así como restricciones en el estilo de vida, aislamiento social, incluso depresión.

Entre las hipótesis para explicar el padecimiento hay una que postula que el daño a nivel del nervio olfatorio puede aumentar la resistencia al drenaje del líquido cefalorraquídeo y causar estrés a nivel del sistema nervioso central.

Otros estudios han documentado hipometabolismo en el lóbulo frontal y el cerebelo, posiblemente causado por mecanismos inflamatorios sistémicos e inmunitarios, en tanto que un estudio previo sugiere que el COVID largo puede reducir la cantidad de sangre que llega al cerebro, fenómeno que se ha vinculado con un malestar similar conocido como síndrome de fatiga crónica.

Ambos doctores han identificado factores de riesgo asociados al síndrome post-COVID-19, como edad avanzada, presencia de múltiples comorbilidades, ser del sexo femenino, entre otros y debido a que la vacunación ayuda a disminuir el peligro de desarrollar síndrome post-COVID, no evita al 100% la propagación de este síntoma y aún se efectúan estudios para determinar si puede bajar la intensidad o la duración de la fatiga.

Por lo anterior, recomendaron para el manejo del síndrome post-COVID, analizar si hay presencia de otros síntomas que pudieran asociarse, como son problemas respiratorios o coronarios, que podrían ser tratados médicamente, así como mejora estilos de vida, por ejemplo, llevar a cabo actividad física moderada y aumentarla en forma gradual: caminar, realizar estiramientos, ejercicios de respiración, yoga y pilates, con la idea de iniciar con movimientos ligeros por algunos minutos e ir incrementándolos de manera muy gradual.