
Más de un millón de niños se ven afectados por la condición de Talla Baja, -que corresponden al 13.6 por ciento de la población total infantil-, la cual tiene que ver con alteraciones en la hormona del crecimiento, situación que se puede identificar claramente, cual la o el niño, continúa usando la misma ropa durante más de un año.
Antes de la pandemia por COVID-19, durante los ciclos escolares normales, para las mamás era muy fácil poder identificar si su hijo o hija no estaban creciendo al mismo ritmo que el resto de sus compañeritos, porque eran los que en la fila de formación se seguían manteniendo en los lugares de hasta adelante, o seguían utilizando el mismo uniforme que el ciclo escolar anterior, incluso si los zapatos le siguen quedando, aunque ya están todos desgastados de la punta, esos son los indicadores de que es el momento de acudir al médico especialista.
En las condiciones actuales, es de suma importancia que las mamás y los papás estén al pendiente del crecimiento de sus hijos, sobre todo si son de los que todavía se mantienen en clases a distancia, y no pueden comparar el crecimiento que han tenido en el último año y medio, en comparación con el resto de sus compañeros y compañeras de clase.
La doctora Kena Pastrana, Gerente médica del portafolio de Enfermedades Raras para Pfizer-México, señaló que “la Talla Baja en niñas y niños en nuestro país es motivo frecuente de consulta médica, ya que en el país contamos con médicos especialistas que pueden evaluar a cada niño como un caso único para detectar la causa de la enfermedad y brindar el tratamiento adecuado.
Conocer la condición de talla baja, permite que se impulsen espacios más inclusivos, ya que las personas con este diagnóstico viven exclusión social, escolar, cultural y laboral al no tener acceso a la infraestructura adecuada que les permita realizar sus actividades cotidianas.
En este mismo sentido, enfatizó que acudir al médico de manera frecuente, al menos una vez al año, a fin de mantener un monitoreo permanente en el crecimiento de las y los niños y tener un diagnóstico oportuno y un pronóstico favorable para su vida presente y futura.
El llamado, dijo, es que guardando las medidas de higiene y distanciamiento necesarias, si la mamá o papá lo considera necesario, poder acudir al médico especialista para conocer más sobre esta condición y a quienes lo están viviendo, comenzar el tratamiento más conveniente para cada caso, siempre de la mano de un profesional de la salud, sostuvo.
En este sentido, la especialista puntualizó que la condición de talla baja es ocasionada por múltiples factores que pueden presentarse desde la etapa de gestación o después del nacimiento, sin embargo, reconocen que adquirir un diagnóstico oportuno por parte de un médico general, un pediatra o endocrinólogo pediatra; puede mejorar significativamente el pronóstico, por lo que es esencial, dijo, que la población se sensibilice sobre las visitas al médico y que los padres de familia se involucren con el crecimiento de sus hijos y medir su desarrollo en cada una de sus diferentes etapas.
CADA CUÁNDO MEDIR A MI HIJO
Al respecto, es conveniente que los bebés se midan, después del nacimiento, una vez cada mes, durante el primer año de vida y posteriormente los controles de talla deben ir comparados también con su peso, por lo menos cada 6 meses.
Además de una alimentación sana, libre de productos chatarra o ricos en grasas, harinas y azucares, es de suma importancia procurarles a los infantes una adecuada higiene del sueño, durmiendo el número de horas acorde a su edad, ya que un niño en etapa escolar debe dormir entre 9 y 10 horas, e irse a dormir entre las 8 y 9 de la noche, para que la hormona del crecimiento se active mientras ellos y ellas duermen.
El crecimiento normal debe ser: del nacimiento a 1 año de vida: 25 centímetros; de 1 a 2 años: entre 8 y 10 centímetros por año; en la edad preescolar y escolar: el crecimiento va de 5 a 7 centímetros por año, y ya en la pubertad: 8.3 centímetros por año en mujeres y 9.5 centímetros por año en hombres.
El impacto de la Talla Baja, ocasiona afecciones psicológicas y sociales en quienes lo padecen con trastornos en la conducta como inmadurez, inhibición, ansiedad.
La gerente médica de Pfizer mencionó que existen factores sobre los cuales no se tiene control, como las enfermedades cromosómicas “pero hay muchos otros en los cuales sí se puede incidir para mejorar la vida de nuestros niños y niñas. La oportuna detección de la causa, así como un entorno psicosocial adecuado, impactarán de manera muy positiva”.
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