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Muñoz Ledo: hombre de todos y, al final, devuelto al PRI…

Eran las 15:40 horas cuando salió por última vez de la puerta principal del recinto parlamentario, su casa en diferentes épocas. Lo esperaba ya una carroza plateada con el chasis forrado de terciopelo

Cuartoscuro

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El féretro con los restos de Porfirio Muñoz Ledo cruzó el salón de sesiones de la Cámara de Diputados, cargado por sus hijos y nietos, y custodiado por legisladores de todos los partidos políticos, porque en el adiós nadie lo sintió ajeno, contrario ni distante.

Era el Porfirio de todas las siglas e ideologías, de todas las batallas e irrupciones políticas rememoradas en al menos medio siglo. Ese saber embonar en proyectos disímbolos, y en diferentes épocas, se reflejó en los mensajes desde la tribuna, sin reproches ni antipatías.

Eran las 15:40 horas cuando salió por última vez de la puerta principal del recinto parlamentario, su casa en diferentes épocas. Lo esperaba ya una carroza plateada con el chasis forrado de terciopelo.

-¿Verdad que es el cuerpo de Muñoz Ledo? -preguntaban curiosos sobre la avenida Congreso de la Unión. Su partida tampoco era indiferente en la calle…

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ALBUM.

El cortejo había llegado minutos después de la 1 de la tarde para un homenaje de cuerpo presente. Entró entre aplausos, generalizados. Debajo del presídium se había montado una hilera de flores blancas y dos retratos del político de 89 años; en uno, aparecía mostrando el puño. También se habían dispuesto dos banderas tricolores; una tercera fue alistada de urgencia para cubrir el ataúd de caoba, colocado en el centro, frente al escudo nacional.

Ahí estaban sus hijos Lorena, Alejandro y Porfirio; y sus nietos Diego, Rodrigo y Ana Paulina.

-Solicito a los presentes ponerse de pie para un minuto de silencio en homenaje a nuestro querido amigo y compañero Porfirio Muñoz Ledo -dijo Santiago Creel, presidente de la Cámara.

Vendrían los mensajes de despedida de cada grupo parlamentario, mientras un álbum de imágenes se retransmitía en dos pantallas empotradas en los costados del salón: Porfirio con Luis Echeverría, López Portillo, Cuauhtémoc Cárdenas, Efigenia Martínez, José Woldenberg, Marcelo Ebrard, López Obrador… Su vida y aliados en un collage.

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Desde la tribuna se hablaría del Muñoz Ledo negociador y demócrata; agudo y estratega; furibundo y parlanchín. El hombre de todos. Suyo y mío. Nuestro: fiel estampa de todas las virtudes posibles del político mexicano, pero también de todos los vicios y defectos, tal vez con el único atenuante de haber apostado siempre por el diálogo y el acuerdo.

CLAROSCUROS.

En torno a él ardieron todas las frases paradójicas del imaginario colectivo: luz y sombra, día y noche, cielo e infierno…

“Se ha hablado del campeón de oratoria, del gran bailarín y boxeador; también del servidor público, del secretario de estado, del líder partidario, del intelectual y diplomático. Aquí, donde protagonizó algunos de los debates más significativos de la historia parlamentaria, me permito recordarlo como un estadista y patriota, impulsor de la transición democrática y de la consolidación de las instituciones del estado mexicano”, dijo Ignacio Mier, presidente de la Junta de Coordinación Política.

“En la odisea por la democracia, fue uno de los más brillantes, lúcidos y audaces estrategas de la historia política de México. Con sus ideas fue posible la revolución sin armas de 1988. Hombre de contrastes, porque la vida es así: de claroscuros”.

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Su legado fue disputado desde distintos frentes y trincheras…

“Todos tenemos una historia contigo. Se puede tener el poder y no pasar a la historia, y pasar a la historia sin tener el poder, célebres palabras de un hombre de izquierda. A su familia, nuestro más sentido pesar, le agradecemos nos permita despedir a quien fuera fundador del PRD, partido de izquierda. Icono de la rebeldía y el arrojo, referente de la lucha contra el oficialismo”, pugnó la perredista Gabriela Sodi.

“Es cierto que transitó por múltiples partidos, ahí está su vida, libro abierto, pero en todos imprimió una visión, porque abrazó causas. En medio de la confrontación de ideas, impulsaba acuerdos para poder avanzar, no la polarización permanente. Estaba en contra del poder absoluto, por eso, siendo presidente de esta Cámara, ante el presidente Zedillo, retomó una frase memorable de la Corte española: ´Nosotros, cada uno, somos tanto como vos, pero todos juntos valemos más que vos´. Hizo valer el equilibrio de poderes”, combatió Amalia Hernández, ahora de MC.

Pero quien terminó de situar a Muñoz Ledo en la historia, de una vez y para siempre, fue su compañero generacional Augusto Gómez Villanueva, presidente de la Comisión de Decanos, a sus casi 94 años:

“Porfirio me preguntaría, ¿por qué no hablaste, Augusto? Frente a sus hijos y nietos quiero dejar constancia de lo que nos ha unido toda la vida. Me atrevo a decir y lo tengo que comentar para que quede inscrito en la historia de México, que su última voluntad fue que se integre su óleo en el salón de presidentes del Comité Ejecutivo Nacional del PRI”.

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Fotografía Archivo Cuartoscuro

“Una de sus últimas aportaciones testimoniales fue en el libro ´Echeverría: visto a través del tiempo´. A partir de esta etapa mantuvimos una estrecha relación con el partido y con nuestro presidente Alejandro Moreno, con un grupo de reflexión sobre los problemas del país y la crisis mundial. En estos últimos años nuestro acercamiento afectivo e ideológico propició reuniones con Moreno, para el diseño de una estrategia que permitiera a México librarse del riesgo de violencia, anarquía y dictadura y retomar el camino de la democracia”.

Devuelto al PRI, donde nació y se formó como político, desde Morena se optó por la cautela, y los raspones fueron moderados.

“No nos sorprendieron ni nos molestaron en ningún momento las críticas que llegó a expresar hacia nuestro movimiento y hacia el presidente López Obrador, pues era la esencia de Muñoz lado, ser crítico e incisivo, un personaje polémico que increpaba a quien ostentaba el poder”, describió la morenista Aleida Alavez.

“Desde Morena rendimos homenaje a su trayectoria, sin olvidar que en su biografía también se registran momentos oprobiosos cuando militaba en el PRI. Quienes nos quedamos aquí recordaremos sus críticas, sus reproches, sus consejos y, por qué no, hasta sus groserías”.

A las 15:40 se abrieron para él las rejas del Congreso. Su salida final. El hombre de las mil antítesis: pétalo y espina, genio y figura… hasta la sepultura.