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Nuevo medicamento ayuda a reducir el riesgo cardiovascular, retrasa el daño renal y diálisis

En México 20% de los adultos mayores de 20 años viven con diabetes T2, y de ellos, una tercera parte presentarán enfermedad renal crónica

El riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular en el paciente que vive con diabetes tipo 2, y que además pudiera desarrollar daño renal crónico y eventualmente terminar con la necesidad de realizarse diálisis, es un problema de salud pública que a nivel nacional, más que ser un semáforo en color amarillo, “ya comienza a tornarse más bien, color naranja, tirándole a rojo”.

Así lo advirtió en entrevista con Crónica, el doctor Ricardo Correa Rotter, jefe del Departamento de Nefrología y Metabolismo Mineral del El Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ), quien enfatizó la urgente necesidad de que las personas en general estén más informadas de lo que son todas estas enfermedades crónico-degenerativas, cómo comenzar a implementar acciones que les permitan cambios en su estilo de vida y procurarse hábitos más saludables.

“Ya se observa un semáforo tirando a naranja, en cuanto a el riesgo a la salud que esta condición está afectando y afectará a muchas más personas en el futuro”, y aunque reconoció que el gobierno ha hecho importantes esfuerzos y tiene programas, lo cierto es que, abundó, “todavía falta mucho por hacer”.

Al respecto, es importante mencionar que en el país, más de 9 millones de personas padecen diabetes tipo 2, pero la mitad todavía no lo saben, porque no han sido diagnosticados todavía, y de estos, un elevado porcentaje desarrollarán Enfermedad Renal Crónica.

Hay que hacer detecciones lo más temprano posible, entrenar a los equipos médicos, a los profesionales de la salud, sobre todo el médico de primer contacto, el médico general, que cuenten con los recursos suficientes y necesarios para poder diagnosticar a las personas lo más temprano posible y evitar que tengan complicaciones.

El especialista recordó que diabetes e hipertensión son dos enfermedades que en sus etapas iniciales no dan síntomas, ni malestar, aunque para el paciente diabético, hipertenso, hay una prueba muy sencilla en orina y sangre para poder determinar su estado de salud.

El diagnóstico temprano, es posible y es realmente sencillo, basta tener disponible la tecnología, para poder hacer una muestra de sangre y una de orina además de una revisión clínica que permita tomar la presión arterial, a fin de, con estos resultados para detectar si hay albúmina en orina y creatinina en sangre y con mediciones y cálculos, identificar si un paciente no tiene nada y es citado en un año, o si alguien ya tiene indicios, comenzar a tomar acciones hasta en un plazo de 10 o hasta 20 años antes, de que haya la necesidad de realizar la diálisis.

Para los pacientes que ya se encuentran en esta etapa de tener diabetes, recordó, lo importante es mantener en control los niveles de glucosa, en el paciente hipertenso, verificar que también esté controlada su presión arterial, y si hay daño renal, comenzar el tratamiento que permita retrasar lo más posible, la llegada a tener que recurrir a la diálisis.

En este mismo sentido, aclaró que lo más importante es la vigilancia médica, romper con sedentarismo, y procurar una dieta sana y balanceada adecuado ya que, el paciente hipertenso en términos generales debe reducir la ingesta de sodio, y si ya hay deterioro significativo de la función renal quizás sea necesario que reduzca proteínas.

Pero si además es diabético, hay limitaciones en carbohidratos o azúcares simples, con lo que la dieta en el diabético hipertenso y si además tiene enfermedad renal “se vuelve un rompecabezas bastante complejo, de ahí la importancia de acudir al médico, para que reciba información adecuada, apoyado de un experto nutriólogo renal que están entrenados en esta materia”.

El doctor Correa Rotter, refirió que ya se encuentra en el mercado un nuevo medicamento de Bayer México, llamado Finerenona, el cual ofrece un mecanismo de acción innovador que ha demostrado en estudios clínicos, disminuir la progresión de la enfermedad renal y los eventos cardiovasculares; al reducir perdida de proteínas en la orina e inhibir la inflamación y fibrosis participantes en las complicaciones en la diabetes tipo 2.

Es importante mencionar que esta nueva molécula ha sido aprobada por diferentes entidades regulatorias a nivel mundial, como la FDA, EMA y en nuestro país, ya cuenta con el aval de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), con lo que ya se encuentra en el sector privado, molécula que puede ser utilizado en el paciente con diabetes y le permite enfrentar la enfermedad renal crónica, retrasando su progresión hacia la diálisis.

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