
“Pensamos que los cuentos clásicos siguen vigentes, pero ¿qué nos quieren decir y cómo debemos transformar hoy sus significados?”, señala Elizabeth Cruz Madrid (Ciudad de México, 1981), quien a partir de esos cuestionamientos construyó la novela Adiós a los cuentos de hadas, una historia para niños y adolescentes, ya que habla del acoso cibernético y del proceso de definición de los jóvenes.
“La historia del libro es la historia de la transición de una niña que está en la pre-adolescencia y que va a convertirse en adolescente, es una transformación muy importante en la vida, es una época de mucha definición. En una novela algo principal es hablar de la vida de un personaje que sufre una transformación, entonces era esencial que la transformación más grande fuera el crecimiento: dejar la niñez e iniciar la adolescencia”, destaca la autora.
Sobre su interés en los cuentos de hadas, Cruz Madrid explica que si bien la novela es el edificio, los cuentos de hadas fueron su esqueleto. “Una parte de la estructura tiene que ver el cuento de Caperucita roja, que si lo transportamos a la vida actual tenemos que hablar de acosadores cibernéticos, de acosadores por internet y por las redes sociales porque sí es un dato alarmante el número de chicas que son secuestradas y están en trata de blancas”.
Este tema, señala, le pareció interesante porque “uno piensa que los cuentos clásicos siguen vigentes, pero ¿qué nos quieren decir? Entonces esta novela nació a partir de la lectura que hice del libro Psicoanálisis de los cuentos de hadas, de Bruno Bettelheim, quien analiza los simbolismos en esas historias fantásticas. Yo me interesé en hacer un ejercicio literario en el que interpretara el significado que pueden tener esos clásicos en la vida actual”.
En la novela editada por Ediciones El Naranjo e ilustrada por Esteli Meza, la autora utiliza diversos elementos narrativos como conversaciones de chat y cartas. “En el caso de las cartas, son dirigidas a la madre ausente de la protagonista, ausente porque murió años atrás, entonces algunas niñas pueden estar en esa situación de sentir soledad por la falta de su madre cuando están en la adolescencia”.
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