
Científicos de México, Reino Unido, Alemania y Estados Unidos, co dirigidos por el mexicano Jorge Iván Castillo Quan, lograron extender hasta 48 por ciento la vida de insectos estudiados en laboratorios, específicamente de las moscas de la fruta (Drosophila melanogaster), gracias a la administración combinada de tres medicamentos que ya están en uso para los seres humanos.
El avance fue dado a conocer a principios de octubre en la revista Proceedicngs of the National Academy of Sciences (PNAS) y es uno de los pasos más importantes, a nivel laboratorio, en retraso del envejecimiento. Debido a las múltiples interpretaciones y expectativas que los resultados pueden generar, los científicos piden cautela y aclaran que su trabajo no busca la fuente de la eterna juventud sino encontrar mecanismos de envejecimiento saludable.
Es conocido que en muchos países la esperanza de vida se ha elevado, pero muchas personas pasan sus años de vida más avanzados con enfermedades crónicas y degenerativas, por ejemplo, hipertensión, diabetes y artritis, entre otras.
Los tres fármacos utilizados en el experimento multipíldora son el litio, que se utiliza como tratamiento para el trastorno bipolar y se le considera un estabilizador del estado de ánimo; al cual se añade un medicamento contra el cáncer de piel llamado trametinib y, por último, se suma un regulador del sistema de defensas del cuerpo humano o sistema inmune llamado rapamicina. La combinación se realiza en dosis muy muy pequeñas y muy calculadas. Cada una de esas moléculas actúa e influye sobre diferentes procesos celulares. Juntas, en las dosis y frecuencias administradas por el equipo científico internacional, las tres moléculas tuvieron un impacto bastante notable en la vida útil de las moscas, dijeron los científicos autores.
“Y ya que los tres medicamentos ya están en uso como tratamientos médicos, se sabe que son seguros de usar en personas, hemos encontrado que un tratamiento farmacológico combinado... puede ser una manera eficaz de frenar el proceso de envejecimiento”, explicó Jorge Castillo Quan.
El mexicano Jorge Iván Castillo Quan es investigador de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, pero también es investigador asociado del University College London (UCL), Reino Unido.
El recorrido académico incluye su carrera como médico cirujano, egresado de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY); maestro en Neurociencias Clínicas y doctor en Genética, Neurociencias y Biogerontología, por el University College de Londres. Además, Castillo Quan es editor, cofundador y colaborador del blog, en español, NeuroMéxico.org.
Linda Partridge, profesora del Instituto de Envejecimiento Saludable del UCL y del instituto de Biología del Envejecimiento, del Instituto Max Planck, de Alemania, es también codirectora de la investigación.
“No estamos tratando de engañar a la muerte, pero sí de ayudar a las personas a estar sanas y libres de enfermedades en las etapas más avanzadas de la vida”, explicó la doctora Partridge a la agencia británica de noticias Reuters al darse a conocer el artículo publicano en la revista científica PNAS.
Para propósitos de investigación de toxicidad y otros detalles de genes, la mosca de la fruta puede servir como espejo de lo que podrían ser efectos o procesos que ocurran en humanos.
En los laboratorios de genómica y farmacología se usan mucho las moscas de la fruta porque se reproducen rápidamente, de modo que se pueden estudiar muchas generaciones en un corto espacio de tiempo, y ya se conoce el mapa completo de su genoma, que fue uno de los primeros que se concluyeron en toda la historia, en marzo del año 2000. Alberga alrededor de 13 mil 600 genes.
El estudio sobre el aumento en el periodo de vida de las moscas de la fruta, codirigido por Jorge Castillo Quan administró diferentes dosis de los tres medicamentos que han sido descritos a diferentes grupos de moscas de la fruta. Además, los medicamentos fueron suministrados de manera combinada y por separado.
Los científicos hallaron tres resultados diferentes:
El promedio de tiempo de vida de las moscas de la fruta se extendió 11 por ciento en aquellas muestras a las que se administró sólo uno de los tres medicamentos mencionados, en comparación con moscas que no recibieron ningún medicamento.
En una segunda muestra, el promedio de vida de las moscas se extendió 30 por ciento, cuando se utilizaron dos medicamentos combinados, en comparación con el grupo de moscas que no recibió medicamento.
Y en la muestra de moscas en las que se usó el tratamiento combinado de tres medicamentos, el tiempo promedio de vida creció 48 por ciento, en comparación con las moscas que no recibieron ninguno de los tres fármacos.
Los investigadores dijeron que planean llevar a cabo más estudios para tratar de descifrar exactamente cómo funcionan tales fármacos en combinación con los demás. Esperan pasar a experimentos en animales más complejos, como ratones, para medir los efectos en todo el cuerpo antes de progresar finalmente a ensayos en humanos.
“Esto puede ser posible combinando los medicamentos que estamos investigando con otras moléculas farmacéuticas prometedoras, pero hay que aclarar que todavía queda un largo camino por recorrer”, detalló Partridge.
Esta investigación se suma a estudios previos que encuentran que individualmente, el litio, el trametinib y la rapamicina pueden extender la vida útil de las moscas de la fruta. Esa evidencia también ha sido apoyada por estudios adicionales en ratones y gusanos.
En diferentes partes del mundo se han fundado grupos y centros de estudios sobre los procesos que aceleran o disminuyen el ritmo de envejecimiento de los diferentes seres vivos. En reino Unido, el Instituto de Envejecimiento Saludable de la UCL, donde se especializó Jorge Castillo, es un centro de excelencia de clase mundial para la investigación sobre la biología del envejecimiento y las enfermedades relacionadas con este proceso.
Ese centro en Londres intercambia información y colabora en proyectos con Estados Unidos, Alemania, Australia e incluso con México. Ese centro no sólo tiene importancia científica, sino política y económica pues, como ha señalado el Parlamento británico, cuando el proceso de envejecimiento de las personas está dominado por las enfermedades y sus costos, puede ser una fuente de mucho sufrimiento individual y una gran carga económica social.
Muchos de los investigadores del Instituto de Envejecimiento Saludable de UCL, como la propia doctora Linda Partridge, son invitados al Parlamento para hacer consultas sobre los avances y perspectivas desde la salud durante el envejecimiento pues en ese país y en otras economías avanzadas, se sabe que, paulatinamente, en el futuro habrá más adultos mayores y menos niños.
Así fue como grupos científicos de UCL establecieron como propósito principal reunir a investigadores que trabajan en la biología del envejecimiento (biogerontología) con aquellos que trabajan para entender las causas de la enfermedad relacionada con el envejecimiento. Mediante la fusión de los dos grandes grupos de investigadores se pretende desarrollar una nueva biogerontología traslacional utilizando el proceso de envejecimiento como punto de intervención para proteger contra las enfermedades de la vejez. Así buscan mejorar la salud y la calidad de vida de las personas mayores.
“Al mismo tiempo que la piel va perdiendo su suavidad y el cabello se va tornando gris, las personas comienzan a invertir más dinero en cremas y tratamientos que les rejuvenezcan o que les ofrezcan soluciones milagrosas para no envejecer. Esto ha generado ya una gigantesca industria antienvejecimiento que en el año 2003 ya tenía un valor global de 30 mil millones de dólares y una década después, en 2013, esa misma industria antienvejecimiento ya tenía un valor global de 262 mil millones de dólares. Esto muestra que, en la actualidad, envejecer quizá no es bueno para tu salud, pero sí es muy bueno para quienes hacen negocios”, indicó el mexicano antes de subrayar que la tendencia tenderá a descubrir que la estética antienvejecimiento vale mucho menos que el envejecimiento con salud.
“Científicos como nuestro grupo, y otros que se han formado desde los años 80 han encontrado que no hay un solo proceso de envejecimiento sino diferentes modos de envejecer, es decir, que hay plasticidad en el envejecimiento, porque se activan diferentes mecanismos en diferentes individuos. Hemos visto que en moscas, gusanos y ratones hay diferencias entre la manera como envejece el corazón o los intestinos de cada uno. Es por eso que estamos buscando cuáles son las bases biológicas del envejecimiento y cómo se cruza su proceso natural con la aparición de ciertas enfermedades. Al entender esto, el siguiente paso es cómo usar ciertos medicamentos para hacer más lenta la relación entre envejecimiento y proceso de enfermedades”, explicó el mexicano.
El estudio sobre la extensión en el periodo de vida de las moscas de la fruta, al aplicarles una polipíldora de tres medicamentos, no habría sido posible sin 40 años de estudios previos sobre cómo envejece un organismo, y cuáles son las diferencias para envejecer, según los genes y según el medio ambiente al que se exponen los individuos. Este estudio es uno de los primeros frutos de un árbol cuyas semillas fueron décadas de ciencia básica, que nunca aparecieron en los periódicos o medios masivos de comunicación.
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