
La fecha mágica para China -y humillante para Estados Unidos- es 2028. El prestigioso Centro británico de Investigación Económica y de Negocios (CEBR, en inglés) anunció a finales de 2020 que el Producto Interno Bruto (PIB) del gigante asiático habrá sobrepasado al del gigante americano, tan pronto como dentro de siete años. No podría haber mejor noticia para que este 21 de julio de 2021, centenario de la fundación del Partido Comunista Chino (PCCh), el ambicioso Xi Jinping se presente como el único presidente a la altura del legendario Mao Zedong.
Pero hay otra fecha que dibuja un escenario de pesadilla para China, incluso antes de ese soñado 2028. De mantenerse el ritmo actual de envejecimiento de la población, China superará en 2025 la barrera de 300 millones de ancianos (25% por ciento de la población), casi tantos como habitantes tiene Estados Unidos. Si trasladamos este dato a una película utópica hollywoodiense, veríamos metrópolis como Nueva York o Los Ángeles habitadas por millones de viejos reclamando atención médica y sus pensiones a un puñado de aterrorizados jóvenes.
Lejos de frenarse a medio plazo este declive, la situación se agrava. En 2050, los chinos mayores de 60 años superarán los 487 millones de personas, un 28% de su población. Y no son estimaciones hechas por un malicioso organismo occidental, sino por el Ministerio de Asuntos Civiles del gobierno chino.
¿Dónde están las niñas?
Cegados por el brillo de los modernos rascacielos de Pekín, Shanghai o Shenzhen, o más preocupados por enviar tanques a las puertas de Hong Kong y buques de guerra a la cercana costa de Taiwán, el régimen ha estado demasiado tiempo desdeñando lo que pasa en la China profunda -donde no se ven niños-, y apenas se están dando cuenta que están sentados sobre una gigantesca bomba de relojería demográfica.
En 2016, tras el fin de la política del hijo único, nacieron 17.86 millones de niños en China; en 2019, la cifra bajó a 14.65 millones. Contra todo pronóstico, en vez de dispararse el número de bebés, nacieron tres millones menos. Y desde entonces todo ha ido a peor. En 2020 sólo nacieron 12 millones de niños, el número más bajo en seis décadas, cuando las políticas erradas del Partido Comunista causaron una hambruna que dejó millones de muertos y en 1961 sólo nacieron 11.8 millones de niños.
¿Qué ha pasado para que, en vez del pronosticado baby boom, el número de nacimiento siguiera cayendo dramáticamente? Básicamente, que los demógrafos, adoctrinados por el partido único, no supieron o no se atrevieron a detectar un fenómeno que afectó primero a naciones como Japón o Italia y más tarde en China, Corea del Sur, Rusia, Estados Unidos y el resto de Europa, hasta alcanzar a México: los jóvenes (y de forma abrumadora, las jóvenes) ya no quieren tener hijos o se conforman con sólo uno; y además, entre más tarde, mejor.
Pero, si este invierno demográfico está siendo duro en medio mundo, en China alcanza tintes de crimen genocida, ya que, la política de un solo hijo, implantada en 1979, precisamente para frenar el crecimiento desbocado de la población, provocó un déficit brutal de niñas mediante el aborto selectivo, por el arraigo cultural que considera más valioso un varón.
Según el Censo 2020, publicado en mayo, China tiene una población de mil 411 millones de habitantes. Son nueve millones menos de los estimado en el anterior Censo 2010 y habrían sido 400 millones más, de no haberse implantado a finales de los 70 la política de hijo único.
"No hace falta publicar los datos del censo para determinar que China se enfrenta a una caída masiva de los nacimientos", dijo Huang Wenzheng, experto en demografía del Centro para China y la Globalización, quien pronosticó que la población china pasará de crecer a un ritmo muy lento a decrecer “este 2021, en 2022 o muy pronto”.
En cuanto esto suceda, India se convertirá en la nación más poblada del mundo y, de mantenerse este ritmo, China habrá perdido 700 millones de habitantes en 2100, hasta quedarse en 730 millones de habitantes.
Declive en EU… ma non troppo
Casi coincidiendo con la publicación del Censo 2020 chino, Estados Unidos presentó su Censo 2020, en el que se destaca que el crecimiento de la población se desaceleró y fue de
un 9.7%, apenas por encima del mínimo histórico de 7.3% durante 1930-1940, cuando Estados Unidos estaba sumido en la Gran Depresión.
En diez años, la población de EU sólo aumentó 23 millones de habitantes al pasar de 308 millones a 331 millones. Entre las causas se señala la profunda recesión económica, a partir de la crisis financiera de 2008, que mermó la tasa de natalidad e hizo regresar a muchos mexicanos a casa. Además, después de convertirse en presidente en 2017, Donald Trump buscó recortar drásticamente la inmigración legal y detener por completo la llegada de indocumentados.
Y es, precisamente, esta estrategia equivocada de Trump y su desastrosa gestión de la pandemia, donde el prestigioso centro británico de investigación económica puede equivocarse en el esperado “sorpasso” de China a EU en 2028 como primera potencia económica, o puede equivocarse a medias, porque, una cosa es superar en PIB a EU y otra cosa es consolidar esta hegemonía a lo largo de las décadas.
¿Qué se le pasó por alto al CEBR? Algo que debían haber ponderado mejor: El factor Biden.
Con la llegada del demócrata a la Casa Blanca, el círculo vicioso en el que cayó EU con el republicano se frenó en seco y se puso en marcha un círculo virtuoso, empujado por agresiva campaña de vacunación, una gigantesca inyección de dinero público en ayudas e inversiones y una política migratoria más humana y permisiva.
La consecuencia fue una recuperación del PIB de EU en el primer trimestre mejor de lo esperado, con una subida de 6.8%, recortando así la brecha abismal que se abrió con China, cuya derrota de la pandemia el pasado verano se recompensó con un espectacular 18.3% del PIB en el primer trimestre de este año.
A este ritmo, China estaría llamada a convertirse en la primera potencia del siglo XXI, como es Estados Unidos desde la segunda mitad del siglo XX hasta la fecha; pero Pekín no cuenta con el arma más poderosa para mantener la hegemonía, y no tiene que ver con la tecnología punta ni con el capital humano, sino con ese flujo incesante de inmigrantes que buscan realizar su “sueño americano”.
“Más vieja que rica”
El propio Banco Central de China emitió una alerta la semana pasada al respecto: “La educación y el progreso tecnológico no pueden compensar la caída de la población, que amenaza el crecimiento”, por lo que propone “liberalizar por completo y alentar los nacimientos” -con la actual ley están permitido un máximo de dos- y “reducir la carga financiera que acompaña la crianza de un hijo, incluida la educación, que disuade a muchas parejas de buscar más descendencia”. También -y aquí es donde Pekín mira de reojo a Washington-, el Banco de China apunta la posibilidad de permitir, por primera vez, una mayor inmigración. De lo contrario, advierte, el sistema sanitario y de pensiones colapsará antes de haber podido saborear la hegemonía mundial.
Con estos datos sobre la mesa, el experto francés en población, Gérard-François Dumont, no duda de que el declive demográfico es “el talón de Aquiles de China”, con un 1.6 hijos por mujer (el nivel mínimo de sustitución es 2.1), consecuencia de la política del hijo único y el déficit de mujeres que ha provocado, algo que además tardará decenios en resolverse, aseguró.
Por el contrario, como sostiene el economista estadounidense Nicholas Eberstadt, “la hegemonía de EU se explica más por razones demográficas, que geográficas o por recursos naturales”, y aunque esta misma razón se aplica al “milagro chino”, la perspectiva no es tan halagüeña, ya que “Estados Unidos tiene el doble de habitantes en edad laboral con estudios universitarios que China”: y concluye: “Pocos factores influyen más en la competición a largo plazo entre potencias que los cambios en el tamaño y capacidades de las poblaciones nacionales”.
Por tanto, si el régimen que se apresta a celebrar los cien años del Partido Comunista no da un vuelco a su política demográfica y migratoria de forma urgente -y puede que sea ya demasiado tarde- ocurrirá lo que asegura el demógrafo Dumont: “China será antes vieja que rica”.
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