
Con un apretón de manos generales del ejército, policías y guerrilleros se unieron en un saludo de paz mientras autoridades del gobierno colombiano y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) proclamaban el fin de 52 años de conflicto armado y el arribo de la paz, en un acto celebrado en el norte del país.
“Este es un momento de alegría para el país”, dijo el Alto Comisionado para la Paz de Colombia, Sergio Jaramillo, ante más de un centenar de guerrilleros del Frente 59 de las FARC, armados y en formación, en una explanada de tierra seca en Pondores, un paraje del departamento caribeño de La Guajira, donde llegaron los rebeldes para dejar las armas y desmovilizarse.
El comisionado para la paz estuvo acompañado en una improvisada tarima por el jefe del Comando Estratégico de Transición, general Javier Flórez, y el número dos de las FARC, Luciano Marín Arango, alias “Iván Márquez”.
En opinión del jefe rebelde, “algo bueno está pasando en Colombia y es la paz” producto de los acuerdos firmados con el Gobierno, primero en Cartagena de Indias el pasado 26 de septiembre y luego en Bogotá el 24 de noviembre.
“Aquí estamos para decirle a Colombia que el proceso de paz está en marcha (…) Esta paz es irrefrenable, indetenible, vamos para adelante”, expresó Iván Márquez, quien encabezó el equipo negociador de las FARC en La Habana.
Asimismo, calificó de positivas las movilizaciones iniciadas el pasado sábado por las FARC a las 26 zonas donde en un plazo de seis meses deberán dejar las armas y empezar su tránsito a la vida civil, acciones que estarán bajo observación de personal de Naciones Unidas que verificarán su cabal cumplimiento.
El Defensor del Pueblo de Colombia, Carlos Alfonso Negret, pidió ayer el traslado urgente a Bogotá de 14 embarazadas de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que están ubicadas en dos Puntos de Preagrupamiento Temporal (PPT), en el suroriente del país.
“Se debe garantizar la atención de estos embarazos que traen los primeros hijos de la paz. Estas mujeres y las futuras madres que se desmovilicen de la guerrilla deben tener garantías en su proceso de gestación”, puntualizó Negret.
El funcionario instó a las autoridades a orientar “los esfuerzos, instalaciones y talento humano que estuvieron enfocados a la guerra para que sigan cumpliendo su función en la construcción de la paz”.
Las guerrilleras que tuvieron contacto con la Defensoría del Pueblo aseguraron que han recibido atención por parte de enfermeras de esa organización.
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