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Deportistas acusan inseguridad también en Viveros de Coyoacán

Jardín Botánico de Buenos Aires
Jardín Botánico de Buenos Aires Jardín Botánico de Buenos Aires (La Crónica de Hoy)

“Hace aproximadamente dos meses, iba trotando por el caminito, este parque es tan grande que hay lugares que están solos, nunca me había dado miedo ni me había sentido en peligro pero ese día decidí comenzar a caminar porque ya me había cansado y de repente un tipo llegó corriendo y me tocó, yo sólo le grité de cosas pero me dio miedo porque me pudo haber hecho algo peor y por ahí no pasa nadie, dejé de venir unas semanas pero ahora ya prefiero estar en lugares donde sí hay gente”, platicó Ximena de 24 años que gusta hacer ejercicio en los Viveros de Coyoacán.

Sin embargo, son varios los casos que se presentan en el lugar sin que las autoridades sancionen a los agresores.

Meses atrás, en julio, Angélica realizaba ejercicio en el mismo parque, corría por el circuito de grava, con su IPod en el brazo y su celular en las bolsas del pants, no lograba oír demasiado del exterior pues la música que escuchaba estaba demasiado fuerte.

“Iba corriendo y de pronto un señor se puso en mi camino como pidiéndome algo, yo me detuve y me quité los audífonos para poder escuchar lo que me decía. Primero me preguntó la hora y la vi en mi reloj pero siguió haciéndome la plática y me cerraba el paso; después me pidió que le diera el IPod y todo lo que trajera conmigo”, recordó la chica de 23 años que ahora prefiere evitarlo por la inseguridad.

“En ese momento me dio mucho miedo y preferí darle mis cosas por si traía una navaja o algo con lo que pudiera dañarme, a veces sí vengo pero intento no quedarme sola”, contó Angélica.

Otro caso es el de Rubén Ramírez, quien fue asaltado hace un par de semanas después de correr en el parque de Los Viveros, en la delegación Coyoacán.

Dos sujetos lo interceptaron en la calle Madrid, esquina Avenida México, justo al lado del Parque Viveros. El asalto ocurrió a las 7 de la mañana; le arrebataron su cartera, su celular y lo amenazaron con algo que aparentemente era un arma de fuego.

El lugar, cuenta, está generalmente solo y oscuro. Algunas personas deben utilizar lámparas en la cabeza o en las manos para poder correr.

“Dentro del parque hay seguridad. Las personas dejan sus ropas colgadas en los árboles y nadie las roba”, explicó.

Sin embargo, afuera la historia es otra. La falta de iluminación y carencia de vigilancia permite a los ladrones cometer asaltos.

Éste, narra, fue su primer asalto. No había alguna persona que lo pudiera defender. Rubén asegura que su caso puede no ser el único, debido a que diariamente corren al menos unas 200 personas por la mañana y otras más por la noche.

Crónica recorrió los víveros por la noche y comprobó que a esta hora tampoco hay vigilancia, pese a que el lugar esta a un costado de la Avenida Universidad, una de las vialidades más importantes de la capital del país.

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