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Descubre mexicana corrientes marinas en el Sistema Arrecifal Mesoamericano

Influyen en la dispersión de contaminantes frente a Yucatán, Belice, Guatemala y Honduras. Estos remolinos afectan a los ecosistemas y asentamientos humanos, dice Elena Carrillo, científica del Ecosur

Investigadores estudian las corrientes marinas en el Golfo de México
Investigadores estudian las corrientes marinas en el Golfo de México Investigadores estudian las corrientes marinas en el Golfo de México (La Crónica de Hoy)

El Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), que incluye las aguas costeras y marinas al oriente de la Península de Yucatán, Belice, Guatemala y Honduras, tiene giros o remolinos que no se conocían y que influyen mucho en la dispersión de contaminantes, así como en la distribución de peces y otros seres vivos.

El hallazgo fue reportado el pasado jueves, en la revista Continental Shelf Research. por la mexicana Laura Elena Carrillo Bibriezca, doctora en Oceanografía Física de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur)

La investigadora, que tiene como base de trabajo a Chetumal, Quintana Roo, realizó dos campañas de investigación en buques de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA por sus siglas en inglés) y prepara una tercera expedición para detallar cómo se comporta ese gigantesco territorio, en el que está el segundo arrecife de coral más grande del mundo.

Dos de los datos más importantes de sus estudios son la descripción de un remolino lento pero grande llamado el Gran Giro de Honduras, así como otro que ha llamado el Giro al Sur de Cozumel.

Sus datos son muy valiosos porque la velocidad de desplazamiento, dirección, temperatura, salinidad y cantidad de oxígeno del agua de mar afecta a los ecosistemas y a los asentamientos humanos en las costas, como explicó en entrevista con Crónica la investigadora de Ecosur, quien trabaja desde hace doce años con un grupo integrado también por el doctor Eloy Sosa y la maestra en ciencias Lourdes Vázquez Yeomans.

“Conocer estos giros es muy importante porque están en una zona que se está desarrollando muy rápidamente para el turismo y necesitamos saber cuáles serán las consecuencias del transporte de contaminantes en esa región. Esto también está al norte de unas bahías donde hay gran producción de langosta y debemos saber cuáles son las consecuencias que puede haber”, afirmó la experta de Ecosur.

EXPEDICIONES ESPECIALES.  La doctora Laura Carrillo comenta que el Mar Caribe ha sido una región poco estudiada, desde el punto de vista oceanográfico. Durante más de veinte años no se había realizado una expedición científica de esta magnitud en el Sistema Arrecifal Mesoamericano y los datos con los que se trabajaba se basaban principalmente en mediciones de la superficie hechas con satélites. Esto eleva el valor de sus estudios directo en el sitio estudiado, con tecnología de punta de la NOAA.

“Todo lo que ocurre ahí está conectado: lo que ocurre en el mar, en la costa y tierra adentro. Un ejemplo es lo que ocurre con el fenómeno atmosférico llamado El Niño que impactó a todo el país con altas tempraturas. Ese es un fenómeno de intercambio de temperaturas entre la atmósfera y el océano. Pero también hay otros fenómenos muy puntuales como lo que pasó el año pasado en Cancún donde se notó una presencia muy alta de sargazo que afectaba al turismo. Eso nos indica que el conocer al océano y las variaciones de corrientes en las costas influye en la vida de miles de personas que obtienen sus ingresos del mar. Por eso hay que tener información actualizada y más estudios oceanográficos”, subrayó.

Para estos estudios se utilizó equipo tecnológico que no sólo mide lo que pasa cerca de la superficie, sino en la profundidad y los desplazamientos horizontales y verticales.

“Medimos corrientes in situ y no es algo fácil. Usamos un equipo que en inglés se llama CTD, que mide conductividad, temperatura y presión. Éste nos permite medir la estructura de las masas de agua y también mide oxígeno suelto y clorofila. También usamos un Perfilador acústico por efecto doppler. Eso es lo que más nos ayudó a medir corrientes y masas de agua”, detalló Carrillo Bibriezca.

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