
¿La corrupción es menos mala cuando la comete un empresario o un servidor público? A final de cuentas es igual de nociva. Por eso no se entiende la gran molestia que en el sector privado, en concreto en la Coparmex, causó la decisión del Senado de la República de obligar a los particulares que hagan negocios con el gobierno a hacer pública su declaración patrimonial y de intereses.
Si queremos acabar con la corrupción en México, las reglas tienen que ser iguales para todos. No tiene por qué haber excepciones, aunque se tiene que decir también que en la nueva Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos se establecen sanciones económicas y hasta de cárcel para castigar este flagelo.
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