
Científicos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA, por sus siglas en inglés), en colaboración con el Museo Británico, la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y el Instituto de Conservación Getty terminaron de digitalizar los 972 manuscritos de más de 2 mil años que contienen la más antigua versión del viejo testamento de la Biblia, así como otros textos judíos. El conjunto es conocido como Los Rollos del Mar Muerto y la mayoría está en Tel Aviv, Israel.
Estos documentos antiguos fueron descubiertos apenas hace 69 años y en este corto periodo de tiempo se usaron diferentes técnicas de conservación, desde unir sus fragmentos con cinta adhesiva transparente hasta colocarlos en medio de vidrios y guardarlos en bóvedas secas y oscuras.
En su página de internet, la IAA informa que ya están disponibles para consulta de cualquier persona las imágenes de estos documentos en la página de internet: www.deadseascrolls.org.il/
Digitalizar y poner disponible en internet este patrimonio de la humanidad es la estrategia del siglo XXI para frenar el deterioro que comenzaron a experimentar los antiguos pergaminos hechos de piel de cabra y vaca al ser sacados del ambiente seco y oscuro que los protegió 2 mil años. El esfuerzo fue llamado proyecto Biblioteca León Ley de los Rollos del Mar Muerto.
“Hoy en día, la IAA se adhiere a un estricto protocolo de cuidado para asegurar la preservación a largo plazo de los rollos. El actual proyecto de digitalización comenzó como un esfuerzo de conservación y también un sistema de monitoreo del estado de los rollos. La tecnología excepcional de la Biblioteca Digital permitirá también eruditos estudiar los fragmentos sin manipularlos físicamente, salvaguardar los textos para las generaciones futuras”, informó la Autoridad de Antigüedades en la presentación de la versión digitalizada de los rollos.
Como muchos hallazgos, la historia de los Rollos del Mar Muerto está acompañada de la casualidad. En 1947, apenas dos años después de que terminó la Segunda Guerra Mundial, dos pastores del desierto de Judea que buscaban una cabra perdida en una cueva hicieron el increíble descubrimiento: una vasija de barro llena con pergaminos, que resultaron ser la copia más antigua de la Biblia hebrea, escrita entre los años 250 antes de Cristo y 60 después de Cristo.
En estos documentos todavía no es mencionado Jesucristo, es decir, que no tiene los evangelios ni el resto del Nuevo Testamento, pero tiene todos los capítulos bíblicos antes del nacimiento de Jesús, con excepción del libro de Esther. A pesar de lo anterior, el crsitianismo también considera a estos pergaminos como referencia histórica porque se mencionan ideas, lugares, personajes y problemas que coinciden con los evangelios o biografía bíblica de Cristo.
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