Escenario

Dirty Dancing ofrece su función número 100

La sensualidad de Diego de Tovar y Ximena Nava causó furor en el público reunido en el Gran Teatro Molière

Pareja en la cama
Pareja en la cama Pareja en la cama (La Crónica de Hoy)

En 1987, Patrick Swayze llevó los movimientos de cadera, el ritmo y el significado de ser un “amante consumado” a otro nivel con el personaje de Johnny Castle. Recientemente Ryan Gosling (Loco y estúpido amor, 2011) probó al mundo lo mítico y sexy, hoy en día, de poder cargar durante el baile a la pareja al estilo Dirty Dancing.

La noche del miércoles, Diego de Tovar hizo lo propio al emocionar al público reunido en el Gran Teatro Molière. Echó mano de su sensualidad nata. En su poder, Castle adoptó además la “candela” mexicana. El resultado: aplausos, suspiros y más de un piropo cuando la escena le demandada dejar su trasero al aire.

Ximena Nava dotó a Baby Houseman de la ingenuidad, candidez, ternura, pero también de la pasión necesaria. El precedente no es superado aún, Jennifer Grey sigue siendo favorita, pero el trabajo de la actriz nacional se agradece. Su nivel de baile es notorio, ver el ruedo de sus vestidos girar con total desenfreno es un deleite.

Con esa calidad, el musical Dirty Dancing a la mexicana celebró 100 funciones. La fiesta motivó a De Tovar y Nava, al lado de las 26 personas en el ensamble, a dar todo de sí en una representación no exenta de traspiés, particularmente en el aspecto del sonido, fácilmente corregible con mayor atención en los micrófonos.

Escuchar “Hungry Eyes”, “Hey! Baby”, “Do You Love Me” y la representativa “(I’ve Had) The Time of My Life”, la cereza del pastel (con la celebrada cargada entre el público), en su idioma original, con diálogos adaptados con pequeños sobrantes, expresiones del día a día en México para hacerla más cercana, es un plus en el musical.

Además del esfuerzo coral, la escenografía —plagada de tecnología de punta: con  estructuras capaces de dar giros de 360 grados de acuerdo a las necesidades escénicas, pantallas transparentes receptoras de video mapping, el cual hace las veces de una convincente lluvia—, los 49 cambios de vestuario y luces multicolor fueron merecidamente vitoreados.

“Es un día especial para nosotros hemos hecho 100 representaciones. Ha sido un gran reto llegar hasta aquí. Nos quedan cuatro semanas para terminar la temporada, habrá sorpresas en el futuro. Gracias por apoyarnos para que Dirty Dancing haya sido un éxito en Ciudad de México”, dijo Iñaki Fernández, productor del musical.

Los padrinos de esta fiesta fueron La Sonora Santanera, Yolanda Andrade, María Fernanda (próxima a integrarse al montaje) y Gabriela de la Garza.

“Soy súper fan de esta historia, fui la típica niña que estuvo frente a la televisión, la vi una gran cantidad de veces, me sabía las coreografías, porque antes fui bailarina. Disfruté mucho verlos a todos en el escenario, bailando con toda la energía maravillosa y la música”, comentó De la Garza.

Dirty Dancing continuará su temporada en el Gran Teatro Molière, en la zona de Polanco.

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