
El compositor sinaloense El David Aguilar continúa con los estrenos previos a su presentación el 8 de junio en el Lunario del Auditorio Nacional, esta vez con “De largo vi pasar tus dedos”, cuarto sencillo que forma parte de Reciente (adelanto), su cuarto material discográfico al que ha catalogado como un “anti-álbum”.
“Le llamo así porque cada canción está grabada en estudios diferentes, van de diversos temas y fueron escritas en distintos años, así que no es como estos álbumes conceptuales, sino que es lo opuesto, es más como una colección”, explica a Crónica.
En comparación con sus tres producciones anteriores, Ventarrón (2011), El David Aguilar (2014) y Siguiente (2017), identifica las constantes que diferencian su proyecto del resto y que tienen que ver con el proceso de producción.
“Estoy haciendo el mismo formato, lo que cambia es que los productores son internacionales, en el disco pasado eran nacionales, porque cada canción la hago con un productor diferente, es parte de mi proyecto en general. No hay una evolución como tal porque fue el mismo sistema”, señala.
“No hay un sentido cronológico en mi obra a la hora de publicar, en el disco pasado incluí canciones del 2004 hasta del 2016, porque tengo obra acumulada. Y ahora es el mismo caso, el sencillo que acabo de sacar (‘De largo vi pasar tus dedos’) es de 2009”, añade.
Reciente (adelanto), como cataloga el lanzamiento de los cinco sencillos que presentarán su siguiente material, está conformado por una serie de temas atemporales que surgieron a través de los años de su carrera: “Causa perdida” (2018), “En el café” (2009), “Cosmomanía” (2011), “De largo vi pasar tus dedos” y “Me vas a ver Tijuana” (2018). No existe un hilo conductor entre ellos, más allá de su autor, quien aprovecha la inspiración nacida de la colaboración con otros músicos para crear, como el proyecto alterno que tiene con Caloncho, el cual es producido por Adán Jodorowsky.
“La competencia entre músicos en un sentido intelectual y creativo, es asombrosa, es lo mejor que hay para que el arte evolucione, pero la competencia mediática es un estorbo, es uno de los dragones más oscuros de la industria musical. Terminan sacrificando la obra. La obra ya no importa tanto, importa lo visual: cómo te ves, con quién te juntas, cuántas colaboraciones o sold out tienes”, enfatiza.
“Nace una sed voraz que siento que es errónea, los artistas deberían relajarse e incentivar la competencia, pero artística. Esto que yo deseo lo ha deseado mucha gente, pero la industria saca los dientes y se defiende; sin embargo, el hecho de que no haya funcionado aún, no significa que uno lo va a dejar de desear”, menciona con una pequeña sonrisa irónica que se le dibuja en el rostro.
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