Opinión

El Frente va. Todo cambia

El expresidente ecuatoriano Rafael Correa
El expresidente ecuatoriano Rafael Correa El expresidente ecuatoriano Rafael Correa (La Crónica de Hoy)

El Frente Ciudadano puede ganar la elección presidencial del 2018 si consigue fichar un buen candidato.

El dato político más relevante de la semana fue que Ricardo Anaya, Alejandra Barrales y Dante Delgado, dirigentes nacionales de PAN, PRD y MC, respectivamente, fueron hasta las instalaciones del Instituto Nacional Electoral, en el anegado sur de la Ciudad de México, a registrar al Frente Ciudadano por México. El Frente se mantendrá vigente, no lo pierda de vista, hasta el año 2024, o sea dos elecciones presidenciales. En caso de ganar alguna de ellas, o las  dos, construirían un gobierno de coalición. Los partidos involucrados no quieren esperar y ya han emprendido un trabajo político coordinado en el Congreso.

Muchos observadores y sus adversarios políticos de PRI y Morena no creyeron que el Frente llegara tan lejos. Todavía sus siglas no aparecen en las boletas, pero dieron un paso muy importante. Su decisión tendrá resonancias políticas en varias elecciones, comenzando por la presidencial, pero también en la Ciudad de México y las demás gubernaturas que estarán en juego el año que entra.

Se presentan como un grupo anti-PRI, anti-régimen, con la batalla contra la corrupción como bandera principal, pero también es, en los hechos, anti –Morena, anti-López Obrador. A nadie escapa que se trata de formaciones políticas con principios ideológicos encontrados, en particular sobre el papel del Estado en el quehacer nacional, pero también es verdad que la corrupción tiene harta y molesta a la ciudadanía. La gente tiene  ganas de castigar al gobierno y, por lo tanto, de apoyar al partido, o los partidos, que ofrezcan sancionarlo. Cada nuevo descubrimiento de irregularidades perfila el tema de la corrupción como eje de la inminente campaña política.

De los dirigentes que firmaron el Frente Ciudadano, están claros los propósitos personales de Ricardo Anaya y de Alejandra Barrales. El panista quiere la candidatura presidencial y la perredista la candidatura para jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Ambos han trabajado, con buenas y malas artes, para conseguirlo. En los dos casos sus candidaturas en lugar de ayudar a triunfar al Frente lo pondrían en una posición complicada. La idea, el concepto mismo es sumar, o sea que familias conservadores o progresistas coincidan en darle su voto a una persona. De ahí que la elección del candidato es central. La gente no quiere un menú con los mismos nombres de siempre. Tengo la impresión que una vez que el Frente se ha registrado muchos personajes atractivos que tenían reservas pueden interesarse y comprometerse en el proyecto, tanto a nivel nacional como estatal, comenzando por la Ciudad de México.

jasaicamacho@yahoo.com

@soycamachojuan

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