
Figura emblemática en la historia del teatro mexicano, se recuerda este 18 de junio el legado de Rodolfo Usigli como dramaturgo, director, crítico e investigador, así como formador de numerosas generaciones de creadores escénicos, a 42 años de su deceso.
Rodolfo Usigli, (1905-1979), quien fue conocido como el gran precursor del teatro mexicano moderno, estrenó en 1947 su obra de teatro El gesticulador, considerada su obra maestra, que fue estrenada 10 años después de que la escribiera y si bien fue un éxito los 15 días que estuvo representada en el Palacio de Bellas Artes, fue sacada de cartelera porque evidenciaba las máscaras que ocultaban la constante manipulación que cubría a los políticos de la época.
Los eventos de la obra concurren durante los años posteriores a la Revolución. El partido oficial ya está al mando, y la corrupción y el tráfico de influencias siguen vigentes.? Los conflictos sociales y familiares que muestra la obra son: un padre sin aspiraciones, una mujer abnegada a seguir a su marido, unos hijos sin estudios e incluso sin “belleza” que les permita ascender socialmente.
En la obra, muchos personajes se dejan comprar por otros, recurren a la corrupción, y cambian de bando múltiples veces. La Revolución ciertamente ha afectado a la sociedad. No es posible que un hombre de clase trabajadora logre subir de estatus social. Y las figuras políticas más grandes, que lograron alcanzar el poder diciendo que iban a ayudar a los pobres, parecen haber olvidado a estos últimos. También parecen haber olvidado que ellos fueron a su vez pobres en el pasado. Pero el poder tiene la capacidad de corromper al hombre, y estos líderes mexicanos han caído en la tentación.
Este es el contexto general de la obra del mexicano, una obra en tres actos donde lo familiar y lo político se combinan para retratar un momento trascendente en la historia de nuestro país.
Cada acto tiene una construcción básica: en el acto 1 tenemos el establecimiento del conflicto familiar y la semilla de la mentira; en el acto 2 se estable el conflicto político y llega a un punto álgido el conflicto familiar; para el acto 3, viene la resolución de lo político y lo familiar.
El principal conflicto de identidad es el de César Rubio, un profesor de historia, humilde, de clase baja que se hace pasar por el difunto, revolucionario y heroico César Rubio. A tal punto extrema esta farsa que hasta él mismo termina creyéndosela. Esto se puede ver cuando César dice "es que ya no hay mentira [...] ya me he vuelto verdadero, cierto, ¿entiendes? Ahora siento como si fuera otro.”
Sus palabras muestran qué tan poco vale la identidad, qué tan fácil se puede cambiar, como si fuese una máscara y dan a entender que uno es lo que piensa que es, no quién es realmente. Que la identidad es un presente, no quién era en el pasado, la identidad es la imagen de cómo uno se muestra, y cómo la sociedad lo ve.
Esto se puede ver en una conversación de César con Elena casi al final de la obra: “Es mi oportunidad y debo aprovecharla. Julia parecerá bonita…, ya ahora lo parece, cuando me mira”. No solo la identidad de César cambia, sino que la de Julia cambia con la de él. Julia actúa como un espejo de su padre, cuando él es pobre y desdichado ella es fea, y cuando él se convierte en una persona “honrada” y con poder ella empieza a ser linda. La frase también hace pensar que la belleza de la persona es superficial, no se mide por su persona sino por su imagen, por su poder y su rango social. Esto no les pasa sólo a ellos dos, sino a la sociedad. Hasta el mismo pueblo empieza a valorarse más al tener a su héroe, César Rubio, de vuelta.
Lo único que hace César es restarle importancia cuando habla de ella con Navarro. No se siente culpable por su cambio de identidad, por robársela al original César Rubio. Por el contrario, siente hasta derecho de hacerlo, como todo el país y su gente lo ha hecho a lo largo de la historia.
La falsa identidad ya es una costumbre y está arraigada en la gente, aunque no se pueden dejar de lado las consecuencias negativas que tiene en ésta y sus relaciones. Tan fuerte que hasta puede llegar a destruir una, como la de César y su hijo Miguel, quien no puede tolerar que su padre no sea el mismo. No podría vivir sabiendo que su padre es un impostor. Miguel es uno de los personajes que se ve reflejado con la verdad y ser uno mismo durante la obra ya que la reclama, pero a la vez es hipócrita ya que cuando sale a la luz lo de su padre sigue ocultando la mentira.
El Gesticulador es una obra dramática compleja en la que Usigli combina los conflictos familiar, personal y político. Tiene pocos personajes, la historia es prácticamente lineal y se desarrolla en unas ocho semanas: del momento en que llega el investigador norteamericano a la casa de César, hasta el aviso del asesinato del mismo. En ella Usigli expone puntualmente las debilidades de la sociedad de su época, mismas que no son tan diferentes a la actual, pues aún vivimos en el dilema entre ser y parecer, que se puede aplicar a nivel personal, familiar y político.
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