
El núcleo interno de la Tierra es sólido aunque más blando de lo que se creía anteriormente, según un estudio publicado ayer en Australia que espera contribuir a entender cómo se formó nuestro planeta.
El experto en sismografía Hrvoje Tkalcic y el doctorante Than-Son Pham, de la Universidad Nacional Australiana (ANU, por siglas en inglés), pudieron detectar en el núcleo interno terrestre las llamadas ondas J u ondas Osborn, que sólo se desplazan a través de objetos sólidos.
“Resulta, si nuestros resultados son correctos, que el núcleo interno terrestre comparte algunas propiedades elásticas similares con el oro y el platino”, dijo Tklacic en un comunicado de la ANU.
“El núcleo terrestre es como una cápsula del tiempo. Si lo entendemos bien, entenderemos cómo se formó el planeta y cómo evoluciona”, añadió.
Las ondas J del núcleo interno de la Tierra son tan diminutas y débiles que no pueden ser observadas directamente, por lo que poder detectarlas siempre fue un reto para los sismólogos desde que los científicos dijeron por primera vez en la década de 1930 y 1940 que éste era sólido.
Para intentar detectarlas, los científicos aplicaron el llamado método de la correlación del campo de onda que observa las similitudes entre las señales que llegan a dos receptores distintos tras un terremoto potente en lugar de observar las ondas que llegan directamente.
Se trata de una técnica que el mismo equipo utilizó para medir el grosor de la capa de hielo en la Antártida.
“Descartamos las tres primeras horas del sismógrafo y nos centramos en lo que pasaba entre las tres y diez horas posteriores después de un terremoto. Queríamos evitar las señales más grandes”, explicó el científico.
Los científicos, que trabajaron con una red mundial de estaciones, compararon las sismografías de cada pareja de observatorios por cada terremoto importante para detectar las similitudes entre ellos.
“A partir de estas similitudes, construimos un correlograma global, es decir una especie de huella digital de la Tierra”, dijo el experto.
La investigación, publicada en la revista Science Magazine, puede ser utilizada para demostrar la existencia de las ondas J e inferir la velocidad de las ondas de corte, también llamadas de cizallamiento u ondas S, en el núcleo interno de la Tierra, que aún guarda muchos misterios.
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