Opinión

El Ojos: ¿Narcopopulismo?

José Fernández Santillán, el hombre que transformó la educación en México
José Fernández Santillán, el hombre que transformó la educación en México José Fernández Santillán, el hombre que transformó la educación en México (La Crónica de Hoy)

Lo que no se ha resaltado en las notas y análisis que se han difundido respecto de la muerte de Felipe de Jesús Pérez Luna alias El Ojos y siete de sus escoltas en un inmueble en la colonia La Conchita, Zapotitlán, de la delegación Tláhuac, es que tuvieron que intervenir elementos de la Marina Armada de México. Si no me equivoco, la primera vez que oí hablar de la participación de marinos en un enfrentamiento contra un “capo” de la droga y los sicarios que lo resguardaban, fue el 17 de diciembre de 2009, cuando Arturo Beltrán Leyva alias El jefe de jefes fue cercado y abatido junto con tres de sus guardaespaldas (otro más se suicidó) en Cuernavaca. Un centenar de miembros de la Armada, irrumpieron en el lujoso fraccionamiento “Altitude”. Hubo una verdadera y propia batalla campal.

El Barbas, como también le decían, pidió ayuda a los jefes policiacos que tenía comprados “traite a los pitufos”, les gritó por teléfono a sus secuaces. Su cuerpo quedó tendido junto con un montón de dólares que se hallaron en su escondite.

Cierto, la Marina Armada de México ha intervenido, después de ese suceso, en múltiples operaciones. Otra que recuerdo es aquella en que el 9 de febrero de 2017, durante un operativo, la Marina Armada de México abatió a Juan Francisco Patrón Sánchez, alias El H2. Esto sucedió en la colonia Lindavista en Tepic. El H2 era el jefe de plaza de los Beltrán Leyva en Nayarit y el sur de Jalisco.

Por cierto, es curioso y no carente de significado que Andrés Manuel López Obrador criticara ese operativo de las fuerzas de seguridad e hiciera todo un panegírico de los delincuentes. En las redes sociales escribió: “la mayoría de los masacrados anteayer en Tepic por la Marina eran jóvenes, algunos menores de edad. La política neoliberal o neoporfirista ha cancelado el futuro de los jóvenes y los ha empujado a tomar el camino de las conductas antisociales; sólo se les ofrece fuego y violencia.”

De qué tamaño sería el problema que detectó la Marina respecto del Cártel de Tláhuac, no solamente en capacidad de fuego, sino en la formación de redes de corrupción, complicidades políticas, policías de la SSP capitalina y una amplia base de apoyo social, comerciantes, bicitaxis, halcones, como para tomar la decisión de intervenir directamente contra El Ojos. Trescientas ejecuciones se registraron en la zona oriente de la Ciudad de México. Eso fue lo que prendió las alarmas.

Nunca antes se había visto en la Ciudad de México un despliegue como el que se escenificó en Tláhuac en contra de un jefe de una banda criminal. Lo extraño es que no se haya dado un reconocimiento y respaldo popular a la acción de los elementos de la Marina, sino, al contrario, lo que causa sorpresa y preocupación son las muestras de admiración (casi glorificación) del malviviente que perdió la vida. Signo de que algo anda mal, de verdad muy mal en nuestro entramado social.

En el cortejo fúnebre se oyeron expresiones y gritos de admiración: “Se ve, se siente, Felipe está presente”. La red delictiva que tejió a lo largo de por lo menos cinco años implicó, desde luego, el control y la distribución de cocaína y mariguana en el oriente de la Ciudad de México, Chalco, Iztapalapa, Milpa Alta, Los Reyes la Paz, ciudad Netzahualcóyotl, Xochimilco, Coyoacán y Ciudad Universitaria; pero esas actividades delictivas no se circunscribieron al narcotráfico. Entre los delitos en los que incursionó este clan mafioso están: la extorsión, el derecho de piso, el robo de autos, el asalto a transeúntes y a automovilistas.

El costoso amor por Cuba
Por: Rafael CardonaMay 07, 2025

El delegado de Tláhuac, Rigoberto Salgado Vázquez, (del partido Morena) tuvo la desfachatez de afirmar: “Yo no sabía nada de El Ojos”. (Excelsior, 27/VII/2017). En términos políticos se vislumbra una defensa por parte de los pejistas para mantener a Salgado Vázquez en su puesto, pese a las pruebas en su contra por lo menos de ineptitud, si no es que quizá de algo peor, contubernio.

De seguir así las cosas en Tláhuac, es seguro que el cártel formado por El Ojos siga boyante: el control de los negocios ilícitos quedará en familia: informes de la Procuraduría, la SSP señalan que la sucesora de la organización criminal es la esposa de El Ojos, María de los Ángeles Ramírez Arvizu; para el control del trasiego de los estupefacientes quedará su sobrino Ricardo Ferro Pérez, El Richi, y para el manejo de los sicarios está José Eduardo Zamora Jaime, El Cholo.

La muerte de El Ojos no debe transformarse en una coartada política para defender a Salgado; debe ser una advertencia para defender nuestra ciudad frente a la incursión del crimen organizado. Los jefes delictivos se aprovechan de la falta de oportunidades que enfrentan los jóvenes para reclutarlos.

Así actuaron los capos colombianos como Pablo Escobar Gaviria: estableció una base de apoyo social que lo protegió a capa y espada y que lo veneró hasta el delirio. Recomiendo que vean su sepelio en YouTube (Muerte de Pablo Escobar).

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