
Este fin de semana se llevó a cabo el Décimo Sexto Pleno Extraordinario del IX Consejo Nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en donde entre otras cosas, se anunció la convocatoria del Congreso Nacional del partido con miras a su “reestructuración y renovación” de esta institución.
Para todos, tanto al interior como al exterior, es evidente y muy necesaria una transformación del PRD, pero para que ésta sea real y cumpla con el objetivo que la militancia espera, se debe regresar a las causas que le dieron origen como partido.
Durante los discursos que se escucharon en el consejo, todos coincidieron con la viabilidad de dicha restructuración, pero es lamentable que en ninguno se haya planteado siquiera, la posibilidad de poner un alto a los errores de varios dirigentes cupulares quienes son los verdaderos dueños del partido y me refiero a los llamados líderes nacionales de la cúpula quienes son los culpables de la debacle del PRD que por cierto, distribuyeron candidaturas a discreción entre sus más leales allegados sin importar si contaban o no con trabajo territorial, tal y como pasó en la Ciudad de México, lo que fue el mayor bastión perredista y que por esos errores se perdió, aunado a un gobierno mal calificado por la población tal y como lo aseguran diversas encuestas y por ello, ningún sexenio perredista había tenido niveles de desaprobación tan altos y una crisis de inseguridad tan grave como la que actualmente atraviesa la CDMX.
Incluso, medios de circulación nacional levantaron un estudio de opinión e hicieron un comparativo entre los gobiernos de las últimas dos décadas y los resultados hablan por sí solos pues éste último es uno de los peores calificados con apenas un 24% de aprobación en comparación con un 76% que se obtuvo en el sexenio pasado en la capital del país.
* Alcalde de Venustiano Carranza
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