Cultura

El proyecto Templo Mayor no depende de los vaivenes de la política: Leonardo López Luján

La cal para construir sus edificios provino de Hidalgo, ése es uno de los datos nuevos, añade el Premio Crónica

El proyecto Templo Mayor no depende de los vaivenes de la política: Leonardo López Luján

El proyecto Templo Mayor no depende de los vaivenes de la política: Leonardo López Luján

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

“El Proyecto Templo Mayor ha realizado, hasta la fecha, nueve temporadas de campo, de manera casi ininterrumpida porque trabajamos en el mismo lugar donde vivimos y excavamos todo el año, ahora en pandemia no hemos podido excavar pero estamos todo el día en la trinchera”, expresó el arqueólogo y director del Proyecto Templo Mayor, Leonardo López Luján.

Eso es muy importante porque la ciencia se cocina a fuego lento, añadió el también Premio Crónica durante la conferencia El Proyecto Templo Mayor y el resurgimiento de la antigua Tenochtitlan, impartida ayer a través de las plataformas de El Colegio Nacional.

“Hay quien cree que un proyecto arqueológico se puede llevar a cabo en cinco años, no, se requiere muchos más y el concurso de muchos profesionales. El Proyecto Templo Mayor es un ejemplo, la gran sabiduría de este proyecto es que no ha dependido de los vaivenes de la política, ha trascendido los sexenios y en esta continuidad ha estado su mayor secreto”, dijo.

López Luján indicó que los investigadores bajo su dirección no quieren mucho dinero, únicamente “queremos que nos lo den (el dinero) todos los años de manera continua y que la ciencia se pueda realizar”.

Gracias a la labor que realiza el equipo interdisciplinario del Proyecto Templo Mayor, uno de los nuevos datos sobre el pueblo mexica es que la cal con la que construyeron sus edificios procedía de Hidalgo.

“Hemos recibido el apoyo de grandes especialistas como Aurora Montufar, que nos ha hecho ver que la tierra con la cual rellenaron la pirámide fue acarreada de contextos lacustres y palustres, es decir, del fondo del agua y de pantanos y que con ella se construyó la pirámide”, expresó el arqueólogo.

El también investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) destacó que Jaime Torres Trejo, experto en mineralogía, les ha mostrado cómo los edificios religiosos de Templo Mayor se construyeron con los materiales que estaban “a la vuelta de la esquina”, es decir, con rocas volcánicas exclusivas, andesitas y basaltos.

“Con un equipo de la UNAM y de Italia, de la Universidad de Calabria, hemos estudiado y definido que la cal que se usaba para el Templo Mayor, para su construcción, no venía de los yacimientos de Puebla ni tampoco de los Morelos sino de Hidalgo”, aseguró.

López Luján cuestionó en la conferencia si es posible conocer exactamente cómo eran las estructuras de Templo Mayor.

¿Cómo saber, a pesar de que nuestro trabajo es muy riguroso a nivel científico, cómo eran los monumentos del pasado? y no sólo eso, los monumentos del pasado tienen una historicidad, es decir, tienen en sus paramentos las cicatrices del tiempo. El Templo Mayor fue destruido violentamente primero con los enfrentamientos del asedio de Tenochtitlan por parte de los españoles y de sus aliados, y después por la demolición sistemática que sufrió tras el trazo de la ciudad”, indicó.

Esas cicatrices son las que se deben conservar, expresó el arqueólogo. “Porque los monumentos no sólo son testimonios de sus creadores sino también son el testimonio de una larga historia en la cual sufren la destrucción ya sea por la naturaleza o por la mano del ser humano”.

López Luján celebró la iniciativa de su maestro, Eduardo Matos Moctezuma, por crear hace 43 años el Proyecto Templo Mayor.

“Gracias a mi maestro Eduardo Matos Moctezuma, el 7 de julio 1980 pude incorporarme a este equipo, había 600 trabajadores y ahí tuve la oportunidad de establecer vínculos profesionales y de amistad con muchos amigos”, recordó.

Ahora, el proyecto es menor en cuanto a investigadores, dijo. “Nuestros equipos son mucho más reducidos, andamos entre 25 y 30 miembros, todos son jóvenes mayoritariamente mujeres. Pero laboramos con un gran gusto, somos apasionados de nuestro trabajo”.

EXCAVACIÓN. Antes de 1521, había una ciudad gigantesca que era una sola isla: la isla de Tenochtitlan-Tlatelolco, que según estimaciones tendría 13.5 kilómetros cuadrados de superficie y aproximadamente 200 mil habitantes.

“Estimamos en el caso de México-Tenochtitlan apenas se han excavado un 12 por ciento del recinto sagrado que ocupaba el corazón de la isla, y aproximadamente el 0.1 por ciento de la superficie total de esta capital, es decir, lo que conocemos es un fragmento muy reducido de la realidad arqueológica”, detalló López Lujan.

Además de las esculturas monumentales de Tlaltecuhtli, Coyolxauhqui y Coatlicue, se han hallado 204 ofrendas bajo los pisos de las plazas o al interior de los edificios de Templo Mayor.