Metrópoli

En la UACM Del Valle, aulas semivacías y poca constancia estudiantil

Casa Luis Barragán
Casa Luis Barragán Casa Luis Barragán (La Crónica de Hoy)

En el plantel Del Valle, de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), las aulas están semivacías. Son menos de 15 los que acuden a tomar clases.

En los pasillos hay jóvenes platicando, pero incluso en la explanada se cuentan menos de 20 personas.

Las instalaciones son modestas, al igual que el mobiliario. El auditorio conserva ese matiz de rebeldía. Ahí todavía se discuten asuntos políticos; les llaman “Asambleas”.

Mariana es estudiante de la licenciatura de Creación Literaria. Dice que los alumnos no son muy constantes, aunque reconoce que los profesores sí lo son.

“El problema es que los estudiantes no vienen todos los días. A veces no se les ve mucho interés en venir a estudiar”, dice la joven.

Señala que ha tenido que padecer paro de actividades porque los administrativos se organizan para exigir mayor salario.

“Cuando vemos que están negociando eso, sabemos que probablemente van a cerrar la escuela. Hay mucha política aquí adentro”, cuenta.

Sin embargo, se dice afortunada por pertenecer a la institución. Explica que hizo examen a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y no se quedó. Parecía que debía pagar una escuela privada para poder seguir estudiando. Pero, al final, su nombre apareció en el sorteo de la UACM.

“Prefiero venir a estudiar, a aprender otras cosas, que quedarme en mi casa o ya de plano trabajar y no estudiar”, explica.

Apenas hace unos días, este diario publicó que sólo el 4.8 de los alumnos inscritos se ha titulado.

Ante eso, Mariana indica que el problema de la titulación no es un asunto meramente de la UACM, sino de todas las universidades.

“Eso no debería hacer diferencia en nada. Un título no dice nada acerca de tus conocimientos”, defiende.

—El rector dice que los jóvenes no se titulan porque no quieren perder los apoyos que les dan, ¿qué opinas?— se le cuestiona.

—Creo que eso está mal. Es como vivir mantenido y restarle la oportunidad a otras generaciones para que se preparen. Pero, es una decisión muy personal.

La joven asegura tener fe en que, cuando egrese, encuentre un empleo para poder insertarse en el mundo laboral. En el futuro, quiere trabajar en una empresa de edición de libros, un mercado que es bien remunerado.

“Ser de una universidad que fue fundada por López Obrador no debería condenarnos. Deberíamos estar orgullosos”, dice.

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