
¿Por qué hablamos determinada lengua o lenguas y no otras? ¿Por qué las personas prefieren hablar inglés, francés o chino mandarín? ¿Por qué las lenguas indígenas están desapareciendo pese a que México es uno de los diez países con mayor diversidad lingüística? ¿Por qué las comunidades indígenas no están transmitiendo su lengua a sus descendientes? ¿La homogenización lingüística es racismo, asimilación o exterminio cultural?
Estas son algunas de las cuestiones que abonan a una discusión respecto a la publicación de una mujer mostrando una cartulina blanca con la frase: “Racismo es aspirar a hablar inglés o francés antes que una lengua indígena” y en vez de abrir una discusión que permitiera explorar diferentes panoramas, lamentablemente, se convirtió en viral provocando un linchamiento y acoso digital a la autora de la frase. Aun cuando diversas fuentes han asegurado que era una reflexión surgida de un proyecto educativo y que no pretendía ser una aseveración pública.
Sin embargo, la frase es interesante y presupone una provocación al status quo. Obliga al lector a una reflexión mucho más profunda que insultos, risas y expresiones totalmente machistas, racistas, clasistas y hasta gordofóbicas.
El inglés es la lengua dominante actual entre las personas que hablan una segunda lengua. Se ha presentado como la lengua internacional. Las más sencilla de aprender. La que promete abrir las puertas. Pero no habría que olvidar que se ha logrado imponer gracias al poderío político, militar y económico de Estados Unidos, que comenzó a partir de la Segunda Guerra Mundial, como lo han estudiado innumerables investigadores.
Mencionar lo anterior, que es cierto, no significa que neguemos los beneficios que se tienen cuando cumples con las reglas de un sistema capitalista y global. Si aprendes inglés tienes mayores posibilidades de desarrollo sociocultural y económico. Encuentras más fácil un trabajo mejor remunerado, conoces a más personas, puedes trabajar o estudiar en otras partes del mundo, leer a otros autores, escribir e investigar para llegar a más personas.
Y ésta es una de las razones por las cuales las comunidades indígenas en México o las comunidades latinas en Estados Unidos no transmiten su lengua a sus descendientes, pues muchos creen que así evitan que sus familiares sean discriminados en un futuro.
Durante muchos años en México a las comunidades indígenas se les obligó a castellanizarse a través de la escuela. La cultura indígena era considerada como “retrógrada”. El país pretendía ser “moderno” y “revolucionario”, ir conforme a las directrices de la “blanquitud”, “la globalización”, “el progreso” y trató de ocultar su historia prehispánica, sus raíces. Las comunidades indígenas eran consideradas como “exóticas”, “como elementos de decoración” o se promulgaba la herencia indígena a través de sus pirámides, artesanías, textiles, esculturas, pero continúa(ba) discriminando a las comunidades que han resistido a través del tiempo.
Han cambiado algunas de estas cosas al incorporarse la educación intercultural en algunas zonas del país. Empero todavía arrastramos mucho de ese racismo, cuando hoy más que nunca debemos pugnar por preservar la riqueza y la diversidad lingüística y crear las condiciones para que ninguna desaparezca.
Porque una lengua reúne la cosmovisión de su cultura, expresa una forma particular de entender y ver el mundo. Como dice Carlos Lenkersdorf (2002), “las lenguas son más que meros mecanismos de comunicación: sirven para nombrar la realidad y para nombrarnos a nosotros mismos, son una manifestación de las percepciones que se tiene de la realidad, de la vida y de los otros, además de ser las vías para comprender los contenidos de otras culturas”.
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