
En el poblado de Nanacamilpa —Tierra de Hongos— Tlaxcala, la luz de la luna llena comienza a abrirse paso entre la profundidad del bosque y junto con ella, el sonido de la lluvia empieza a resonar entre los árboles.
Son las 20:30 horas y las primeras luces intermitentes de color blanco y de tiempo en tiempo de un tono amarillo se ven a poca distancia del grupo de personas que visitan a las luciérnagas. Primero se ve una en el sendero, después se asoman otras pocas entre la hierba, a la media hora las personas se ven rodeadas de pequeñas luces que parecen estrellas inquietas.
Es un momento inigualable y los sonidos de la noche, el crujido de los árboles y el canto de los tecolotes terminan por completar el espectáculo.
Uno de los guías ha explicado anteriormente que esto ocurre sólo en la época de apareamiento del escarabajo, que tiene lugar durante los meses de julio y mediados de agosto. Los machos son los únicos que brillan, mientras que las hembras permanecen bajo tierra. Por lo que esta danza nocturna ayuda a que las hembras escojan al macho con el que se juntaran por primera y última ocasión.
Este fenómeno natural no sólo es una maravilla, es también el sustento económico de las familias tlaxcaltecas que viven en las comunidades cercanas a los santuarios de las luciérnagas, cómo lo es el pueblo de Nanacamilpa que —tras las investigaciones realizadas por el Biólogo Santiago Zaragoza, que revelaron que este escarabajo es endémico de la región— ha aprovechado al máximo el turismo en la zona que habita esta fauna.
“Se nota cuando es tiempo de la luciérnaga, en la calle se reactiva la economía y se ven a las personas vendiendo sus impermeables, dulces, pulque”, menciona un ingeniero de la zona encargado de la logística del proyecto ecoturístico.
El proyecto de la luciérnaga tiene apenas unos pocos años, al menos en el centro Ecoturístico “Santa Clara” se está trabajando formalmente desde el 2014.
Tan sólo CONAFOR ha otorgado en esta administración un total de $ 18, 597, 450 para capacitar y apoyar a los habitantes de la región con silvicultura, mantenimiento de áreas forestadas, brigadas rurales de incendios forestales, prácticas de manejo maderable y de vida silvestre, caminos forestales, entre otros.
Y el cuidado que las personas locales tienen con la naturaleza se nota. Un ejemplo muy claro es la manera de entrar al santuario de las luciérnagas: un profundo respeto por parte de los guías se manifiesta desde que comienzan el recorrido. En los primeros metros del monte, casi como si se tratara de un arrobamiento o una peregrinación religiosa, se pide permiso a la madre naturaleza y al padre bosque para poder entrar a su espacio, se pide no fumar, no romper ninguna planta, ni hacer mucho ruido. A partir de ese momento, las personas entran a la zona como invitados y al ascender hacia la obscuridad de la naturaleza los sonidos naturales envuelven los pasos de hombres y mujeres.
En la actualidad, Tlaxcala se considera uno de los estados con mayor producción de pulque junto con el Estado de México e Hidalgo. Este estado abastece la mayoría de las pulquerías tradicionales y algunas neopulquerías en la Ciudad de México. En específico, la comunidad de Nanacamilpa, forma parte de una cadena importante de pulque enlatado que se distribuye en diferentes partes del mundo.
Justamente, una de las estancias más conocidas (por ser parte de la ruta del pulque) es El Rancho de San Isidro, en el que se cultivan magueyes mansos que dan sustento a más de 50 familias gracias a la producción de agua miel, pulque y derivados. Entre estas familias se encuentran agricultores, tlachiqueros, empresarios y comerciantes.
Sirilo Pérez es un ejemplo de aquellos tlachiqueros que son parte importante de la cadena de producción, pero que además representan los saberes culturales de la extracción de aguamiel “a mí me enseñaron desde pequeño a tratar al maguey, tenemos que venir a rasparle en la mañana y en la tarde porque si no se atrofia la planta y no da buena producción”, comentó mientras abría de manera natural las hojas del agave.
La tradición oral ha pasado de generación en generación, y los productores saben la importancia de resguardar esos saberes dentro de la comunidad, ya que cómo mencionan, son sumamente necesarios para que su economía y su cultura siga fluyendo. “Una vez vinieron los japoneses a querer comprarnos la receta de la plantación y de cómo hacer pulque, era un buen dinero, pero nosotros sabemos que el dinero se acaba y estos saberes son ancestrales, desde antes de que llegaran los españoles nosotros ya estábamos haciendo pulque, eso no tiene precio.” mencionó el gerente del rancho.
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