
Las autoridades californianas evacuaron ayer a 200 mil personas residentes cerca de la presa de Oroville, en el norte del estado, a la que se le encontraron daños que amenazan con una rotura que pudiera causar graves inundaciones, especialmente con la llegada prevista de tormentas en los próximos días.
El domingo, el gobernador de California, el demócrata Jerry Brown decretó el estado de emergencia en la zona y ordenó la evacuación de los residentes de Oroville. Además, la Guardia Nacional puso en alerta y en disposición de entrar en acción de manera inmediata a sus 23 mil efectivos, una medida que no adoptaba este cuerpo desde 1992 por unos disturbios en Los Ángeles.
Los problemas empezaron la pasada semana, cuando se halló un gran hoyo en el desagüe principal de la presa, por lo que se cerró esa vía y se abrió el aliviadero auxiliar por primera vez en la historia del embalse.
Sin embargo, el domingo se encontró una grieta también en el aliviadero auxiliar, por lo que ante la inminente posibilidad de que se desbordara el pantano, la oficina del sheriff del condado de Butte, Kory L. Honea, ordenó la evacuación por la “amenaza creíble de un daño potencialmente catastrófico” en el desagüe de emergencia.
Los servicios de emergencia trabajan a contrarreloj para reducir la presión sobre las vías de salida de agua y hacer espacio en el pantano para nuevas precipitaciones, ante la previsión de tormentas para los próximos días.
Por ello, el sheriff del condado indicó que por el momento se mantiene la orden de evacuación, aunque la situación mejoró levemente ayer, después de que se informara que a última hora del domingo el nivel de agua en la presa bajó lo suficiente para detener la liberación de reservas por el desagüe de emergencia.
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