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Hallan microcrustáceos de hace 23 millones de años en ámbar de Chiapas

◗ Son 69 individuos y su descubrimiento permitió conocer el pasado ambiental de esta zona del sureste de México, dice Eduardo Suárez ◗ El estudio fue realizado por investigadores mexicanos y británicos

Un pequeño crustáceo copépodo
Un pequeño crustáceo copépodo Un pequeño crustáceo copépodo (La Crónica de Hoy)

Científicos de México y Reino Unido reportaron que después de estudiar 14 piezas de ámbar colectado en la zona de Simojovel, Chiapas, encontraron dentro de éstas un grupo de 69 microcrustáceos acuáticos con una antigüedad de 22.8 millones de años. Los microcrustáceos acuáticos son seres vivos con patas y esqueleto externo, rígido, como los camarones, cangrejos y langostas. Los de tamaño más pequeño son el primer eslabón de muchas cadenas alimenticias.

Por sus características, los organismos atrapados en la resina prehistórica informan sobre la existencia de un ecosistema semejante al manglar, en la zona de Chiapas que hoy alberga a Simojovel.

El hallazgo fue publicado en la revista Scientific Reports, de Nature, por investigadores del Natural History Museum de Londres, el Instituto de Geología de la UNAM y El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), uno de los 27 centros públicos de investigación Conacyt. Se trata del primer descubrimiento y análisis de microcrustáceos acuáticos (copépodos harpacticoides).

Los especímenes conservados en ámbar representan al menos diez especies pertenecientes a cinco familias. El análisis taxonómico de estos especímenes permitió ubicarlos en familias y géneros recientes de harpacticoides, lo que en conjunto reveló una comunidad que se asocia con ambientes costeros de tipo manglar.

“Este estudio nos dio la oportunidad única de asomarnos a casi 23 millones de años en el pasado ambiental de esta zona del sureste de México y nos aportó datos directos del tipo de fauna y ambiente que existió en esa época cuando esta era una zona costera. El hallazgo de estos harpacticoides en el ámbar mexicano representa la mayor diversidad de fósiles de copépodos que se ha encontrado a escala mundial”, expresó Eduardo Suárez Morales, investigador del Departamento de Sistemática y Ecología Acuática de Ecosur.

Los copépodos son microcrustáceos acuáticos que tienen una amplia variedad de formas y que en conjunto son considerados los animales más abundantes en la Tierra, superando en número a los insectos y a otros invertebrados. Su enorme abundancia se relaciona con su éxito en los ambientes más extensos del planeta como los océanos, las zonas costeras y las aguas continentales.

En él se explica que la conservación de artrópodos acuáticos en ámbar es inusual pero ofrece una visión única de los antiguos ecosistemas tropicales y subtropicales. Este descubrimiento de copépodos harpacticoides conservado en ámbar, representa por diez especies del Mioceno (22,8 millones hace de años) en el sureste de México.

De acuerdo con el reporte, el parecido de los organismos atrapados en ámbar con los copépodos de manglar ayuda a modificar lo que se sabía sobre la antigüedad de un grupo de animales microscópidos conocidos como los harpacticoides y que se han especializado en vivir en manglares.

“Con los taxa registrados en el presente, el ámbar mexicano posee la mayor diversidad de copépodos fósiles en todo el mundo”, indica el estudio publicado en Scientifi reports.

“Aunque su exoesqueleto está formado principalmente por quitina y esclerotizadas estructuras, para resistir la degradación química, los copépodos son sumamente escasos en el registro geológico. Ocho órdenes de copépodos se han reconocido actualmente pero la  evidencia fósil sólo está disponible para tres de ellos”, explicó el estudio británico-mexicano, al subrayar la importancia del descubrimiento en Chiapas, por número y diversidad de micro crustáceos rescatados.

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