
A pesar de que había sido clausurado y declarado inhabitable tras el sismo de 1985, el edificio de la esquina de las calles Torres Adalid y Miguel Negrete, en la Colonia Niños Héroes, de la Ciudad de México, fue reabierto en el año 2001, se le agregaron dos pisos más y se pusieron a la venta siete departamentos habitacionales. Ayer se desplomó y no quedó en pie más que una habitación del piso más alto. Dentro de la tragedia, la buena noticia fue que todos sus habitantes pudieron salvar la vida.
La denuncia de la irregularidad en los permisos del edificio proviene de la familia Jardón Rivera, vecinos del edificio desplomado y quienes han testificado y documentado todo el proceso de irregularidades desde aquel sismo que ocurrió, también en un 19 de septiembre, hace 32 años.
“Éste era originalmente un edificio de tres pisos y había un departamento en cada piso. En el sismo del 85 el edificio se recargó sobre nuestra construcción y se hizo un diagnóstico estructural y se vio que había quedad inclinado hacia el lado norte, por lo que se le declaró inhabitable. Así estuvo cerrado hasta que en 2001 empezaron a hacer movimientos con algunas autoridades de la delegación Benito Juárez y se levantó la clausura”, explicó en entrevista con Crónica Emanuel Jardón, uno de los tres hermanos que aceptó dar su testimonio.
“Al principio pusieron una escuela de computación, pero sólo duró dos años y luego remodelaron el edificio, le pusieron balcones y le aumentaron dos pisos de altura. Si en 1985 tenían sólo tres departamentos (uno en cada piso), para el año 2003, cuando lo remodelaron, hicieron siete departamentos”, añade Emanuel Jardón.
Casi medio millar de personas acudieron voluntariamente, desde la una y media de la tarde a ayudar en las labores de rescate y búsqueda de posibles víctimas en este edificio; se hicieron boquetes en las paredes de los edificios vecinos para buscar sobrevivientes y, hasta las 19:30 horas, se reportaba saldo blanco.
“Pues lo perdí todo, pero conservé la vida y eso es una bendición”, comentó a este periódico la señora María Helena Hernández, habitante del inmueble desplomado, quien sólo veía la remoción de escombros abrazada de una perrita blanca. “Fíjese, hasta pude salvar a mi animalito”, añadió. A esta mujer, jubilada, sólo le faltaba pagar 30 mil pesos para ser totalmente dueña de su departamento, que le costó 385 mil pesos en el año 2004, sin saber que tenía daño estructural.
Otra de las damnificadas, la doctora Delia, quien prefiere omitir sus apellidos, comenta que la persona que les vendió los departamentos se llama Miguel Ángel Guzmán Huerta y que tiene varias propiedades que renta en la ciudad en avenidas como Xola y Tlalpan.
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