
Maria Licciardi, una destacada jefa de la mafia napolitana, fue detenida este sábado en la mañana en el aeropuerto romano de Ciampino cuando se disponía a viajar a Málaga, en la Costa del Sol del sur de España. Según explica el diario El País, la mujer, de 70 años, no opuso resistencia al arresto.
Se cree que Licciardi quería viajar a la ciudad de la región de Andalucía para encargarse de los negocios del clan Licciardi, que ella misma fundó junto a su hermano Gennaro en los años ochenta, y convertido en uno de los importantes dentro de la camorra, la mafia dominante en la región de Nápoles.
Entre estos negocios probablemente está el tráfico de drogas, cree la policía italiana.
Por ello, las acusaciones en su contra, y por los que las autoridades la buscaban, son pertenencia a asociación mafiosa, extorsión, alzamiento de bienes de procedencia ilícita y manipulación de licitaciones. Todos estos delitos, además, cuentan con el agravante de la finalidad de operación mafiosa, que considera el código penal italiano.
La ahora anciana ya pasó por la cárcel entre 2001 y 2009 por los delitos del clan, afincado en el barrio napolitano de Secondigliano, en las empobrecidas afueras de la ciudad. Entonces la policía creyó haber descabezado el clan, pero Licciardi se las apañó para mantener unido al clan, y sus otros hermanos, Vincenzo y Pietro, lograron mantener las operaciones a flote.
Maria Licciardi se convirtió en jefa del clan familiar en 1994, cuando Gennaro Licciardi, apodado “el mono” en italiano (la scimmia), murió en prisión. Desde entonces, creen las autoridades, se ha centrado en mantener la unidad del clan para proyectarlo en las esferas de la camorra.
Una de las maneras en que lo hace es asegurándose de pagar por la manutención de las familias de todos los mafiosos encarcelados, algo con lo que busca mantener la lealtad de todos y evitar que algunos de estos se convirtieran en los famosos pentiti, arrepentidos de la mafia que deciden colaborar con la policía.
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