
En las faldas del Pico de Orizaba, hay un pequeño grupo de comunidades rurales marginadas que forman parte del municipio de La Perla, Veracruz, como Xometla, Agua Escondida, San Lorenzo, Metlac, Lindero. A pesar de la relativa cercanía con Orizaba, que está a sólo diez km al sur de La Perla, el acceso a estas comunidades es difícil porque no hay buenos caminos y el transporte es muy costoso.
Estas comunidades sobreviven de producir maíz, papa, haba y flores como alcatraces, agapandos y hortensias. Por la humedad, el frío y la altitud, sus habitantes padecen continuamente enfermedades de los sistemas respiratorio, óseo-muscular y digestivo.
Desde hace algunos años, una organización de la sociedad civil los acompaña con capacitación para que produzcan hongos comestibles tipo seta, miel, hortalizas, gallinas, abonos a partir de lombrices para mejorar los suelos, así como en el cultivo y uso de plantas medicinales. Las comunidades han contado con la asesoría de ingenieros agrónomos egresados de Chapingo, de la UAM Xochimilco. Además, un grupo de médicos especialistas realizan jornadas de salud y de capacitación de promotoras de la salud. Más recientemente, se añadió la capacitación para producción de plantas de ornato. Profesionales de Xochimilco, Perote y Tenancingo los han capacitado paciente y sistemáticamente.
En poco más de un mes, del 9 al 11 de diciembre, con el apoyo de la Secretaría de Cultura y de la Institución Romero Mac Gregor, se celebrará la primera Feria de las Flores en La Perla. El objetivo es visibilizar al municipio como un lugar que produce flores, plantas de ornato, artesanías de madera, textiles y una variedad de especialidades gastronómicas, con el objeto de mostrar la riqueza cultural y la identidad de estas comunidades. Evidentemente, también se busca que las personas obtengan un ingreso adicional por su trabajo. Esta actividad coincidirá con la feria anual del municipio, que se realiza en el Parque Central, ubicado en Av. Independencia, esquina con Guadalupe Victoria, frente a las oficinas de Correos de México, en el centro de La Perla.
Los sacerdotes de estas comunidades, Alfonso Miguel Aguilar Zapién y Proceso Sebastián Hernández, así como el obispo de Orizaba, Mons. Eduardo Cervantes Merino, han apoyado decididamente estas iniciativas, pues ofrecen la mejor manera de erradicar la violencia y la pobreza al promover el trabajo bien hecho, organizado y constante pues, como decía el papa Pablo VI, “el desarrollo es el nuevo nombre de la paz”.
No todo es miel sobre hojuelas. Muchos que iniciaron este proceso han emigrado para ganarse la vida. Otros, se han retirado del programa porque no están acostumbrados a procesos de capacitación y a algunos ni siquiera les gusta trabajar y prefieren una resignación pasiva y estéril. No han faltado obstáculos y fracasos, pero son más quienes apuestan al futuro y apoyan esta iniciativa.
Los medios de comunicación locales, como Roxa multimedios, ofrecen espacios para promover la feria, el grupo Casa María Reina de la Paz también promueve la actividad y en toda la región se ven volantes, carteles y pendones, invitando a la Feria de las Flores.
¿Es una ilusión? No. Es una apuesta por la gente para rescatar y afirmar su identidad, sentirse orgullosos de su historia y su cultura pues, como señala la Unesco “la cultura… es el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias.”
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