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La ley de la moto: los pisteros que se lanzan a la México-Cuernavaca

Motos poderosas y temeridad, es lo que los pisteros, motociclistas que se lanzan a la autopista, buscan combinar. De allí que uno de ellos haya hablado con tanta calma de lo que había hecho unos segundos antes, correr “carreritas” con quien habría de matarse ese día

Motociclistas en la carretera
Motociclistas en la carretera Motociclistas en la carretera (La Crónica de Hoy)

Les dicen pisteros, son los motociclistas que usan aquellas máquinas que se utilizan en pistas deportivas, más rápidas, no forzosamente profesionales, sino que los armadores venden al público en general. No es para todos, los precios son sencillamente excesivos. Las motos que sufrieron el accidente en la México-Cuernavaca valen encima de los 300 mil pesos.

La adrenalina es parte de la venta, aunque es obvio que no hay dónde correr. Hubo un tiempo en el que se podía hacer en el autódromo, donde también había accidentes, incluso fatales, pero allí tampoco entraba todo mundo, también por los costos de alquiler de la pista. Además, si había cierto número de corredores en la pista, no se dejaba entrar a otros, lo que reducía el placer de hacer esto, de correr riesgos.

Así es como se descubrió la México-Cuernavaca. Era entre ellos sabido que algunos decidieron no correr estos riesgos, porque incluso en la ciudad un simple bache podía provocar salir volando y arriesgar el físico, así que “los cobardes” no entraron al juego de cada sábado y domingo.

La autopista de Querétaro es también llamativa para ellos pero hay mucho tráiler, así que el llamado permanente fue la México-Cuernavaca.

Grupos numerosos salían y salían cada fin de semana. Y cada fin de semana había accidentes y más accidentes; lesionados graves e incluso fatales. La sorpresa puede ser para quienes viajan en plan familiar, pero las autoridades no pueden alegar desconocimiento. Desde hace un año, en los mismos puntos, en la pendiente de Tres Marías y en las curvas de la Pera, los accidentes están filmados e incluso analizados por los clubes informales de motociclistas del centro del país.

Personajes que gustan por las fotos, incluso dedicados a la seguridad pública, como Manelich Castilla y Manuel Mondragón, dos jefes policiales, han sido aficionados a las motos, aunque evidentemente siempre promovieron el uso prudente de estos automotores.

Incluso, desde la Policía Federal, lanzaron un Grupo Lince, semejante al de otros países, que tenía, entre otras muchas tareas, la de cazar en las autopistas a estos grupos de motociclistas imprudentes y, a partir de multas y detenciones (que podían no conducirlos a ser encarcelados) inhibían sus salidas al cortarles la adrenalina.

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