
“Aunque sabemos desde hace siglos que la Tierra no está en el centro del Universo, tal parecería que nosotros, como seres humanos, nos seguimos concibiendo en el centro de todas las cosas y eso implica una enorme soberbia”, señala en entrevista Yuri Herrera (México, 1970) a propósito de Diez planetas, libro de cuentos donde se narra cómo en el Terrario hay un ejemplar de la especie ser humano o cómo una casa se rebela ante el enojo de sus inquilinos.
“En mis cuentos hay un intento de desplazar al ser humano y eso se da de distintas maneras: de vernos pequeños ante la inmensidad del universo, de mirarnos como sujetos vulnerables o como individuos sufriendo una enorme soledad”, expresa el también profesor de la Universidad de Tulane, Nueva Orleans.
Diez planetas, editado por Periférica, reúne 21 relatos de ciencia ficción que tocan temas como la invención de palabras, la soledad, las emociones y la creación literaria.
“La soledad del viajero, del migrante, del exiliado, por razones políticas y personales, me resulta un tema importante. Conforme crecemos, uno también encuentra una soledad menos concreta y más ominosa: la soledad frente al vacío, frente a la falta de sentido, frente al absurdo”, señala.
Para Herrera, la literatura es crear sentido frente al vacío, a la inmensidad, a la muerte, a la ausencia.
Uno de los cuentos del libro se titula Zorg, autor de El Quijote, donde el protagonista Zorg se enamora de Pirg, una propagadora de historias y a quien le enseña su obra El Quijote, sin embargo, a Pirg no le convence del todo su borrador.
“Hay una especie de crítica a las maneras rígidas de mirar la literatura y eso a veces sucede en los talleres literarios y muy frecuentemente en la academia, en la industria editorial y, en general, en el campo literario. Estaba jugando con la idea de cómo sucede el proceso creativo de alguien que no sabe que está produciendo una obra maestra, por decirlo de algún modo”, expresa.
-¿Buscaste renovar el lenguaje en estos cuentos?
-Para mí, no se trata tanto de encontrar nuevas historias sino mirar las historias, los lugares, las personas que pasan frente a nosotros y que no les ponemos atención. Lo mismo con el lenguaje, me divierte mucho inventar palabras y cambiar ciertas palabras de contexto pero, sobre todo, me interesa investigar las virtudes que tienen las palabras en sí mismas, sus connotaciones y su historia.
“Toda escritura tiene que hacer lo que hace la ciencia ficción: cada historia por pequeña que sea, implica un contexto diferente”, responde.
“La idea surge de estar pensando en una discusión muy frecuente: cuando se descubre que alguien considerado un genio tiene otra faceta de su vida que es reprobable, entonces ¿qué hacemos con el arte de los monstruos?”, pregunta Yuri Herrera.
Una reacción es que las personas no vuelven escuchar a Michael Jackson o no releen a Juan José Arreola, agrega el autor.
“Hay una generación crítica y que está dejando de idolatrar a gente que es común y corriente. Lo que me parece importante es que su actitud crítica desemboque en leer críticamente y no en dejar de leer. Todos estos sujetos, estos monstruos, están diciendo algo que también es importante saber. No podemos tener arte sólo de las buenas personas. Necesitamos el arte de los monstruos”, afirma.
En opinión de Herrera, alguien monstruoso es quien se diferencia o distancia de las normas de su tiempo, alguien que es inaceptable en su momento o que está diciendo cosas que no pueden ser comprendidas.
“Eso ha sucedido una y otra vez con muchísimos artistas, se tardan mucho en ser entendidos por distintas razones: discriminación o la desconexión con los lenguajes, y son monstruos marginales que en su momento son despreciados o ignorados; después, frecuentemente se convierten en clichés u objetos de consumo”, indica.
Entonces se genera la necesidad de consumir lo que hacen los monstruos, pero al mismo tiempo, rechazarlos. “No quieres que el monstruo sea tal, pero no puedes dejar de consumir lo que hay”.
Copyright © 2020 La Crónica de Hoy .