
Además de los estudios que ya se conocían, desde el año 2009, sobre la manera diferente en que las mujeres perciben los aromas, al ser comparadas con los hombres, un nuevo estudio del Colegio de Brooklin, Estados Unidos, identificó que las mujeres perciben los colores de manera diferente a los hombres, principalmente en los tonos.
Los resultados del estudio sobre el sentido de la vista señalan posibles diferencias fisiológicas en ese sentido, entre hombres y mujeres, por ejemplo, en la cantidad o distribución de las células perceptoras del color, llamadas conos y localizadas en el fondo del ojo.
Como antecedente a este estudio vale la pena recordar dos estudios enfocados en las diferencias en el sentido del olfato. En 2009, un estudio realizado por el centro médico Monell Center de Philadelphia, Estados Unidos, documentó que las mujeres podían identificar con más precisión cuando una prenda de vestir tenía perfume mezclado con sudor masculino, cuando esa ropa era mezclada entre otra ropa que sólo tenía perfume. Mientras que los hombres tenían más dificultad para distinguir cuando una prenda de vestir perfumada tenía o no sudor femenino. En la prueba el 50 por ciento de los hombres falló y sólo el 20 por ciento de las mujeres se equivocó.
Posteriormente, en 2014, un estudio binacional Brasil-Estados Unidos contó y comparó el número de células nerviosas que están presentes en los lóbulos olfativos de cadáveres de hombres y mujeres, así como en número total de neuronas que cada género dedica a funciones de detección de aroma. La conclusión de este estudio fue que las mujeres tienen 43 por ciento más células nerviosas en los lóbulos olfativos, en comparación con los hombres. Además, ellas tienen 50 por ciento más neuronas dedicadas a procesos olfativos, en comparación con ellos. Esta investigación fue realizada por la Universidad Federal de Río de Janeiro; el Instituto de Neurociencias del Ministerio de Ciencias de Brasil; la Universidad de Sao Paulo y la Universidad de California en San Francisco.
Desde el año 2011 comenzó a realizarse un estudio, dirigido en el Colegio de Brooklyn por el doctor Israel Abramov, que ha acumulado evidencia de que un grupo de jóvenes adultos atribuye tonos de colores diferentes a los señalados por otro grupo, la diferencia entre unos y otros es el género.
La información nutre la afirmación de que las mujeres son capaces de discriminar un mayor número de matices y saturación de los colores, es decir, ven más colores. Por otro lado, las mujeres tienen menor riesgo de tener transtornos genéticos de la visión al color (llamadas discromatopsias) en comparación con los hombres. La posible explicación sería que los genes de la visión al color se encuentran en el cromosoma X, las mujeres al tener dos cromosomas X tienen una mayor posibilidad de variabilidad de los genes.
Otros datos que se han observado apuntan a la hipótesis de que las mujeres tienen una visión periférica más amplia que los hombres, mientras que ellos tienen una visión similar a “un túnel de larga distancia”. El cerebro de unos y otros funciona diferente lo que hace posible que algunas mujeres logren una visión periférica de casi 180 grados.
Por último, un dato más, que difundió el Consejo de Optometría México es que las mujeres son más proclives a desarrollar ojo seco por condiciones relacionadas a cambios hormonales durante el embarazo o la menopausia. El ojo seco es una condición que puede presentarse en cualquier persona (sobre todo en zonas urbanas), afortunadamente no pone en riesgo la visión y las molestias –que son el tener ojo rojo, sensación de sequedad ocular o arenosidad— suelen resolverse con el uso de lágrimas artificiales. Adicionalmente algunas enfermedades sistémicas que se asocian a ojos secos suelen ser más frecuentes en las mujeres.
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