
Ya sabemos todos que las selfies son lo de hoy, tomamos selfies, nos mandan selfies, e, incluso hay algunas que ya hasta se han vuelto famosas y le han dado la vuelta al mundo, pero ¿qué es una selfie?
Una selfie es un término que en los últimos años se ha utilizado para darle nombre a las fotos que nos tomamos a nosotros mismos, podríamos verlas tal vez como un auto-digital. Las selfies comenzaron como retratos que las personas que viajan solas mandaban a las redes para enseñarle a sus amigos y familiares los lugares en donde estaban.
Esto nos habla también de la cultura individualista en la que estamos inmersos, y, a partir de ello, todos comenzamos a tomarnos selfies en diferentes lugares o actividades, o, incluso, dentro de grupos de amigos para que nadie quede fuera de la foto. Es una manera de sentirse siempre incluido y que los demás vean que estuvimos. El punto central de la selfie es crear algo propio que luego se comparte en las redes para que los demás lo vean, comenta el Psic. Bernardo Lanzagorta, Miembro de la SOCIEDAD PSICOANALÍTICA DE MÉXICO (SPM)
Además, las selfies pueden convertirse en una forma de expresión personal, de conocerte a tí mismo y cómo te presentas ante los demás. Tienen la ventaja de mostrar solamente aquello que tu quieres mostrar de ti o mostrar ciertos aspectos que te interesa compartir; son un documento que habla mucho de tu personalidad.
Pero como todas las cosas nuevas en esta cultura digital y virtual en la que estamos viviendo, creciendo y nosotros mismos construyendo, hay preguntas como ¿qué tan buenas son las selfies? o si son positivas o negativas en cuanto a impacto en nosotros o nuestros hijos; y qué tanto pueden afectar, como ya vimos antes, temas de imagen personal o autoestima.
Las selfies, en realidad, no deberían representar mayor o menor problema para nadie, lo que sí puede representar un problema es cómo cada persona se “toma” el tema de las selfies, es decir: si tú necesitas tomarte una selfie en cada lugar, y aparte tienes que salir perfecto en ella, y, por si fuera poco, tienes una urgencia de subirla a las redes y recibir retroalimentación con respecto a ella, o un número mínimo de likes; entonces podemos decir que hay un problema más allá de si te tomas o no las selfies. En realidad, ésta es sólo la excusa o la forma en la que estás expresando un problema mayor, más profundo que puede estar relacionado con problemas de autoestima, aceptación, interacción con los demás, etc...
Una regla que podríamos seguir para calificar la actitud de alguien con respecto a las selfies es tomar en cuenta qué tanto le sirven a esta persona para acercarse o alejarse de la realidad; si te tomas selfies para enseñar y compartir partes de ti de manera honesta, o si lo haces de forma creativa para experimentar con tu apariencia de tal forma que sea una experiencia enriquecedora que no te cause angustia el efecto que compartirlo en las redes, entonces podríamos decir que no hay mayor problema y que las utilizas como una forma más de expresarte y compartir esta expresión.
Pero si, por el contrario, te angustia mucho que no saliste bien en tu selfie, te obsesionas porque todo salga perfecto, te presionas por mandar una selfie de cada lugar para que todo mundo sepa que estás en todas partes y perteneces a todos los grupos; o si te angustias porque no recibiste los comentarios o el número de likes que esperabas y esto te provoca sentirte enojado, frustrado, o triste, entonces hay que tomar muy en cuenta estos temas y tratarlos en un espacio terapéutico adecuado, porque, en realidad, la selfie es sólo el síntoma de otras cosas que hay en el fondo.
Aquí vemos que, en el primer caso, no hay problema con la realidad, se muestra la realidad y la forma en la que se interactúa con ella, mientras que la segunda es una forma de intentar modificar o forzar la realidad, que, como regla general, terminará en algún tipo de frustración, dependiendo de las expectativas y recursos emocionales de la persona.
Sal y tómate algunas selfies pero que hablen de tu realidad y cómo interactúas con el mundo, pero que nunca sustituyan o manipulen la experiencia de vivir en el mundo real, con sus cosas buenas, malas y regulares.
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