
Una fiesta fue la que se vivió el pasado sábado en el Teatro Metropólitan cuando Los Cafres pusieron a bailar y a gozar a las de cinco mil almas. Dos horas y media de pura gozadera y miles de gargantas afónicas fue el saldo que dejó la noche donde la agrupación argentina festejó sus 30 años de existencia.
Un aniversario inolvidable sólo podía darse en un lugar mágico, el teatro Metropólitan lucia listo para recibir a la mítica banda de reggae. Las calles aledañas adelantaban lo que sería una noche llena de vibra positiva, grandes cantidades de gente salían y salían de los vagones del metro Juárez: chavos, mujeres brincando, las rastas volando al ritmo del meneo de las miles de cabezas que se dirigían al recinto en el mero centro de la ciudad.
Todo estaba listo y fue después de 15 minutos de la hora prevista y sin anunciar una primera, segunda ni tercera llamada que los cafres pisaron el escenario para poner a todos a bailar. “Es la música” y “Prefiero” fueron las encargadas de dar la bienvenida a todos.
Un escenario iluminado con los tradicionales colores rasta: verde, rojo y amarillo que le daban ese toque mágico a la velada y que iluminaban los miles de rostros que disfrutaban las canciones.
Un recorrido musical a través de sus tres décadas de historia fue lo que se vivió, el concierto siguió su camino con temas como “Velas y sahumerios”, “Puedo”, “El silencio”, “Tu meta” y “Barrilete”.
El show avanzaba rápido pero de eso nadie se percataba, cuando Guillermo Boneto, vocalista de la agrupación se dirigió al público mientras les daba la mano a unos cuantos afortunados. “Gracias por venir, ¿cómo se siente México esta noche? Después de 30 años seguimos aquí”, dijo mientras era ovacionado por todos los asistentes.
Llegó el momento de “Aire” y “Tus ojos” dos tremendas joyas que arrancaban el alma de los fans que se meneaban de izquierda a derecha mientras otros grababan el épico momento con su celular.
El sonido de los tambores y trompetas inundaban el recinto, en tanto que la voz de Guille regalaba canciones. “Se va de mí”, “Amante sol”, “Secreto mío”, “Una perla en mi vida” e “Imposible” sonaban sin descanso alguno.
Las plegarias de algunos fueron escuchadas y “Momento” fue interpretada con ese romanticismo característico de la banda lo que fue agradecido con un tremendo “¡Oeoeoeoe Cafres, Cafres!”.
El reloj marcando las 10:15 y ya con dos horas de música, empezaban a soñar los últimos temas que eran anunciados por una salida en falso de la banda.
Enfundado en su camisa gris con blanco y pantalones negros, Guille demostraba sentir más que nadie la música. Pasos de baile al ritmo de reggae eran seguidos por todos los asistentes.
La despedida comenzaba y dejando atrás más de 20 canciones era el momento de cerrar la época celebración y qué mejor que soñando los clásicos de la banda “Hace falta” y “De mi mente” sonaron con toda la energía, rematando con “Si el amor se cae” y “Casi que me pierdo” lo que convertía el Metropólitan en un hervidero de pasiones.
Una gran interacción y conexión mantenía Guille con el público y puras palabras de amor y agradecimiento salían de su boca. “Muchas gracias por esta noche México” finalizó cuando los acordes de “La receta” sonaban dando la despedida a los miles de corazones presentes que disfrutaron y bailaron el último tema como nunca antes dejando a todos satisfechos, saliendo del recinto con una enorme sonrisa.
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